Ya lo había compartido en otras ocasiones. En un viaje con alumnos a la ciudad de México visitamos Polanco, una de las zonas más exclusivas de la ciudad. Estábamos disfrutando de un café en Starbucks (la mejor zona y uno de los cafés mas costosos) cuando un alumno suizo que venía de intercambio, espero a que se hiciera un silencio y comentó: “No sé cómo le hacen los mexicanos. En mi país si una persona se va a dormir con hambre, los demás no podemos dormir”. Fue un balde de agua fría. Ojalá que en México fuéramos así de solidarios como en su país, aunque sí lo somos en situaciones extremas como los temblores. No sé si más bien éramos, hasta antes de la polarización entre “chairos” y “fifís” tan conveniente para los políticos (divide y vencerás) pero perniciosa para la sociedad. El hambre, desafortunadamente, no califica para nosotros -la sociedad- como situación extrema.
El CONEVAL dio a conocer las cifras de pobreza en México al 2020. Desde luego no son nada agradables. Cabe recordar que estas mediciones consideran los principios establecidos por la ONU en su documento Human Rights and Poverty Reduction: A Conceptual Framework.
Entre 2018 y 2020, porcentualmente la población en situación de pobreza aumentó de 41.9% a 43.9% -es una referencia numérica deshumanizada-. Pongámoslo en cifras absolutas y concretas: el número de personas en situación de pobreza pasó de 51.9 a 55.7 millones de personas. Casi cuatro millones de personas más. Casi 56 millones de personas en pobreza.
El porcentaje en pobreza extrema se incrementó 7.0% a 8.5% -números otra vez-. El número de personas en situación de pobreza extrema aumentó de 8.7 a 10.8 millones de personas.
A partir de la medición del 2018, se incorporan además del criterio del Ingreso corriente per cápita, otros indicadores como los son los de carencia social que incluye el Rezago educativo (24.4 millones de personas); Carencia por acceso a los servicios de salud (35.7 millones); Carencia por acceso a la seguridad social (66 millones); Carencia por calidad y espacios de la vivienda (11.8 millones); Carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda (11.8 millones); Carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad (28.6 millones). Además, se toman en cuenta el Grado de cohesión social y Grado de accesibilidad a carretera pavimentada.
Considerando el criterio anterior al 2018 únicamente, que era el que se refería a la Línea de Pobreza por Ingresos, “el número de personas que no cuenta con los recursos suficientes para adquirir los bienes y servicios que precisa para satisfacer sus necesidades (alimentarias y no alimentarias), aumentó al pasar de 61.8 a 66.9 millones de personas en este periodo [2028 – 2020]”.
Las entidades que más aumentaron en cuanto a la población en situación de pobreza fueron Quintana Roo (llegó a 900 mil personas); Baja California Sur (a 223 mil personas) y Tlaxcala (a 800 mil personas). Las que mejoraron fueron Nayarit (reducción de 60,000 personas), Colima (reducción de casi 24,000 personas) y Zacatecas (reducción de 49,600 personas).
En pobreza extrema para el 2020, desafortunadamente destacan, en numero de personas, Chiapas con 1.6 millones; Estado de México con 1.4 millones; Veracruz con 1.1 millones; Guerrero con 0.91 millones; Oaxaca con 0.86 millones y Puebla con 0.84 millones de personas.
Así como está pésimamente mal que los políticos politicen la pobreza para sacar raja -ya sea usándola o ignorándola a conveniencia-, está igual de mal que nosotros como sociedad ignoremos el sufrimiento de las personas necesitadas. Estamos mal ambos, pero ambos podemos hacer mucho, si así lo quisiéramos.