ESG (Environmental, Social and Governance) abarca lo referente a lo Medioambiental, lo Social y la Gobernanza en las empresas. Y es que, de acuerdo con el CFA, “Los inversionistas están aplicando cada vez más estos factores no financieros como parte de su proceso de análisis para identificar riesgos materiales y oportunidades para sus inversiones.
Aunque las métricas ESG todavía no forman parte de la información financiera obligatoria para las empresas públicas … hacen cada vez mas esfuerzos por dar a conocer su situación actual …. Numerosas instituciones, como la Junta de Normas de Contabilidad de Sostenibilidad (SASB), la Iniciativa Global de Informes (GRI) y el Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima (TCFD) están trabajando para conformar estándares y definir la materialidad para facilitar la incorporación de estos factores en los procesos de inversión.”
¿Cuál es la diferencia entre sostenibilidad y sustentabilidad? Una joya esta en la página de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales nos lo aclara: “El desarrollo sostenible es soportable en lo ecológico, viable en lo económico y equitativo en lo social; lo sustentable, [es] para argumentar o defender.
Según las raíces de las palabras, sustentable y sostenible no significan lo mismo, sin embargo, durante mucho tiempo hemos empleado ambas como sinónimos. Lo sustentable se aplica a la argumentación para explicar razones o defender, en tanto que lo sostenible es lo que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos.
Esta última característica es propia del desarrollo sostenible, concepto que se aplica desde 1987 cuando el Informe Brundtland, conocido como “Nuestro Futuro Común”, planteó “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades y aspiraciones.”
Entendido de esta manera, el desarrollo sostenible reúne tres aristas interdependientes: economía, medio ambiente y sociedad, relación que se traduce en desarrollo económico y social respetuoso con el medio ambiente, es decir, desarrollo soportable en lo ecológico, viable en lo económico, y equitativo en lo social.
El ideal que persigue esta trilogía es un crecimiento a largo plazo sin dañar el medio ambiente y los ecosistemas y sin consumir sus recursos de forma indiscriminada, es decir, lograr un desarrollo equilibrado haciendo un uso eficiente de los recursos naturales, renovables y no renovables.” No tiene desperdicio.
Estos temas salieron en los últimos días debido a las limitantes a la deducibilidad de donaciones a Organizaciones No Gubernamentales, ya que serían un vehículo para apoyar en varios de los temas medioambientales y sociales. Aunque las redes sociales le han echado de su cosecha, solo estará limitándose dicha deducibilidad para personas físicas, al detectarse montos exorbitantes en deducciones personales que, aunque ciertamente parecerían abusivos y hasta banderas rojas en temas de prevención de lavado de dinero, pudieron ser “solamente” una estrategia fiscal.
Con este motivo se presentó un argumento interesante: “las empresas solamente se deben dedicar a invertir, producir, generar empleo y cumplir con sus obligaciones fiscales”. Eso es cierto y hasta ha sido el mantra de las finanzas el únicamente maximizar las ganancias de los accionistas, pero ya no es suficiente.
La ONU apoya esta evolución. En 1972 estableció el United Nations Environment Programme (UNEP); en 1992, la Conferencia global acerca del medio ambiente y desarrollo; en el 2000 la iniciativa UN Global Compact, con 14,351 compañías de 162 países afiliadas voluntariamente; en 2006, los Principios para Inversiones Responsables; en 2015 los UN Sustainable Development Goals (SDGs) adoptados por todos los países miembros de la ONU.
Que bueno que se siga contando con un camino para fomentar la conciencia medioambiental y social.