El 1 de enero de este año Italia asumió la presidencia del G7. En este es un grupo está Italia, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. Este grupo se formó en 1973, bajo la iniciativa de Estados Unidos.
La Cumbre de Líderes, que es su evento principal, se llevará a cabo del 13 al 15 de junio en Apulia, Italia.
Los objetivos que plantea Italia, como cabeza del G7 por este año, son “la defensa del sistema internacional basado en normas”; buscar resolver el tema de la invasión de Rusia contra Ucrania ya que “ha desencadenado una creciente inestabilidad” (El G8 es el G7 más Rusia); por supuesto se incluyen los actos terroristas en contra de Israel (aunque estrictamente hablando, no lo ponen en estos términos). Además, hacen una especial consideración respecto de las economías emergentes “… basándose en alianzas mutuamente beneficiosas, lejos de lógicas paternalistas o depredadoras”.
Un tema central, es que “Italia garantizará una gran atención a la migración, junto con algunos de los mayores desafíos de nuestro tiempo, incluido el nexo entre el clima y la energía y la seguridad alimentaria … [buscando] soluciones innovadoras”.
Desde luego, no puede el tema de la Inteligencia Artificial de la que perciben beneficios, pero ojo, plantean que puede generar “… enormes riesgos, afectando a los equilibrios geopolíticos”. Es necesario “… desarrollar mecanismos de gobernanza y garantizar que la IA siga centrada y controlada por el ser humano, dando aplicaciones concretas al concepto de algorética”. Nuevos conceptos que hay que aprenderse.
Sin embargo, del 23 a este sábado pasado 25 de mayo, los ministros de finanzas, así como los banqueros centrales del G7 tuvieron una reunión en Stresa, Italia. Son 47 puntos de acuerdo que lograron. Centrándonos en los temas de política monetaria y política fiscal indicaron que “… en los últimos cuatro años, las políticas fiscales y monetarias han mitigado el impacto macroeconómico de la pandemia de COVID19 …” Ciertamente, sin embargo, la inflación ha probado ser más “resiliente” (desde su perspectiva, claro está) llegando a ser casi asintótica: nada mas no converge con los objetivos de inflación de los bancos centrales.
No puede faltar el reafirmar que “La estabilidad financiera y de precios es un requisito previo para un crecimiento sostenible y equilibrado. También “… reafirmaron sus compromisos cambiarios de mayo de 2017″. No es otra cosa que, por ponerlo en estos términos, aplacar la volatilidad de los mercados cambiarios.
En cuanto al sistema financiero, los riesgos que consideran que vendrían son por parte del sector de intermediación financiera no bancaria. Marcan como sus vulnerabilidades posibles eventos de falta de liquidez (liquidity mismatch), apalancamiento, la pro-ciclicidad y la interconexión. El tema es desde luego es mitigar posibles riesgos sistémicos.
Otro punto que marcan es “reforzar la ciber-resiliencia en el sector financiero, en el contexto del aumento de las tensiones geopolíticas y en el contexto de las amenazas híbridas”.
Hay que tomar en cuenta el wording que plantean en su comunicado: sus políticas fiscales y monetarias se centrarán en “la innovación y la promoción de transiciones ecológicas y digitales justas” porque “… Catalizar las inversiones hacia las transiciones ecológica y digital también apoyará el crecimiento de la productividad”. Desgraciadamente, no se entiende en México.
Ps. En relación con la marea rosa, que ofensivo es que, por no pensar como ellos, seamos tachados de traidores a la patria. Eso sí, nosotros “los traidores a la patria” somos los que pagamos impuestos -porque es nuestra obligación, pero bajo pena de terrorismo fiscal o peor, persecución política-. De los impuestos que pagamos, hacen caravana ajena.
A VOTAR EL PRÓXIMO DOMINGO.