Opinión Empresas ESG

Del parque automotriz de México y la utopía sobre la sustentabilidad

AMLO anunció que en 2030 se producirá el 50% de automotores cero emisiones en el ‘Decálogo de Acciones contra el Cambio Climático’.

Ahora que todos hablan del cambio climático, precisa aterrizar a ver lo cotidiano que puede contribuir para bien o para mal en ese tema macro.

En materia automotriz, son comunes las metas de producción de vehículos eléctricos y los compromisos de países a sólo comercializar unidades eléctricas no más allá del año 2040.

En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que en 2030 se producirá el 50 por ciento de automotores cero emisiones en el ‘Decálogo de Acciones contra el Cambio Climático’.

Actualmente, la proporción de ventas de autos híbridos y eléctricos respecto a los de combustibles fósiles no supera el 5 por ciento, es una cifra pequeña sobre los más de 47 millones de coches entre autobuses, camiones y automóviles con edad promedio de 14.3, 19 y 15 años, respectivamente, según el INEGI.

Esta edad aumentará al matricularse los más de 750 mil autos chatarra regularizados; cantidad que crecerá al seguir introduciendo unidades de contrabando, estimando cerrar el año con 1.2 millones de vehículos inseguros y contaminantes.

Más allá de las afectaciones económicas que esta regularización implica, según el PNUMA, los vehículos usados importados de forma desordenada y sin ninguna regulación son de mala calidad e impactan no sólo a nivel macro, sino que también comprometen la seguridad vial ocasionando un importante riesgo a la salud pública; sin contar que la emisión de grandes cantidades de contaminantes son responsables de enfermedades respiratorias crónicas, accidentes cerebrovasculares, cáncer y cardiopatías.

Los vehículos son cada vez más seguros y amigables con el medio ambiente, pero requieren mantenimiento en materia ambiental y de condiciones fisicomecánicas, ya que al circular sufren desgaste y desajuste natural.

En 1976 se publicó la primera NOM para evaluar emisiones contaminantes de autos ligeros, pero hasta 1993 empezó a instrumentarse. Hace 30 años eran cotidianos los altos índices de contaminación, por lo que se inició la verificación vehicular obligatoria; no fue del agrado de todos, pero paulatinamente se fue introyectando la disciplina de afinar los coches.

Una especie de selección natural fue tamizando a los vehículos que estarían en condiciones ambientales de circular en el DF y progresivamente se irían adhiriendo otras entidades. Sorprende e indigna que casi 50 años después de esa NOM su utilización no esté generalizada en el país, sobre todo ante la emergencia ambiental mundial que atravesamos.

Recientemente, por una orden presidencial no ponderada ni reflexionada debidamente, de un plumazo se eliminó la NOM-236-SE que establecía el protocolo estandarizado para la revisión fisicomecánica de los autos en circulación. Ojalá no tengamos que esperar otras décadas sobre la necesaria mejora en materia de seguridad vial, de la disciplina sobre el mantenimiento; de lo contrario, resultará completamente utópico planear un parque vehicular amigable con el medio ambiente.

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