Sin dejar a nadie atrás

Hacia un estado de cuidados

El Estado de bienestar tendrá que evolucionar hacia uno de cuidados, donde la población envejecida esté en el centro de las políticas sociales.

Del futuro vienen las novelas de la surcoreana Han Kang, premio nobel de literatura 2024. Como escribí la semana pasada, las tendencias demográficas globales apuntan hacia la convergencia de dos procesos trascendentes: el descenso en las tasas de fertilidad y el envejecimiento de la población. Corea del Sur representa el caso más extremo, y lo que atraviesan en estos momentos lo enfrentarán otros, como México, en la segunda mitad de este siglo, por lo que las historias de Kang son oraculares. Aunque no es posible reducir un texto literario a un objeto, sí podemos hablar del contexto donde se sitúa y recibir estas “señales del futuro”.

Nicholas Eberstadt escribía hace más de 20 años que los datos demográficos representan problemas morales e intelectuales. Son estos los que debemos indagar en las cifras de natalidad y envejecimiento. Por un lado, los avances médicos y el mejoramiento de las condiciones materiales han logrado que nuestras vidas sean cada vez más longevas. Por el otro, el declive en las tasas de fertilidad está, por primera vez en la historia, circunscrito a la volición: nuestro mundo actual no alienta a tener hijos. En parte, esto obedece a motivos sociopolíticos, como refleja el movimiento surcoreano “3 No”, (no al matrimonio, no a los hijos y no a mantener relaciones con hombres) y el de las “mujeres sobrantes” en China. El panorama que viven las mujeres en cuestiones laborales, matrimoniales y de maternidad es tan poco atractivo que no tener hijos, e incluso el no relacionarse con hombres a menos que sea estrictamente necesario, se ha tornado en un acto abierto de rebeldía. Mientras tanto, en México las mujeres dedican 66 por ciento de su tiempo a trabajo no remunerado, mientras que los hombres sólo utilizan el 27.9 por ciento en esas labores, de acuerdo con la Dra. María Elena Esparza Guevara, presidenta de Ola Violeta A.C. La opresiva desigualdad de género socava los esfuerzos por aumentar la natalidad, y son estos problemas los que continuará enfrentando la revolución feminista en este siglo.

No obstante, los gobiernos deben tomar medidas suficientes para permanecer al timón de esta tempestad silenciosa y guiar a sus naciones hacia el final de la travesía. El Estado de bienestar tendrá que evolucionar hacia uno de cuidados, donde la población envejecida esté en el centro de las políticas sociales, estructuralmente imbricadas en la productividad, es decir, ligadas al empoderamiento económico de la juventud.

Es esto lo que vislumbramos en los libros de Kang, donde encontramos personajes “con cara de haber aguantado mucho y de tener que aguantar mucho más aún”, como leemos en La clase de griego. En sus novelas, la ternura y la consideración hacia nuestros semejantes es una constante que reluce en medio de la apatía y el desconsuelo. Sólo con benevolencia –como la de los miembros del clero, quienes históricamente se han entregado al servicio de los enfermos y débiles– conservaremos la dignidad de los seres humanos, cuyo valor no depende de la reciprocidad. Además, el incesante progreso de la productividad, mediante las tecnologías más avanzadas (como la IA) y los métodos más eficientes (como una excelente educación financiera), será el paradigma que lleve a México a una nueva era. Son estas dos facetas las que deberán reconfigurar el modelo actual en uno de cuidados, donde las empresas continúen imaginando nuevas formas de riqueza y desarrollo, y los empresarios innovación y prosperidad, sin dejar a nadie atrás.

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