Sin dejar a nadie atrás

Como un balde de agua fría

Dotar a una persona de las habilidades necesarias para la industria más disruptiva del mundo moderno, requiere transformar la manera en que entendemos el trabajo, el mérito y la educación.

Así nos cayó la amenaza arancelaria del presidente Trump, pues le recordó a nuestro gobierno y a los empresarios mexicanos que dependemos peligrosamente de nuestro vecino en materia económica y política. Sin embargo, a ellos les sucedió algo similar cuando, durante el Año Nuevo chino, DeepSeek lanzó al mercado su propio modelo de IA. El inesperado anuncio causó pérdidas por 300 mil millones de dólares en las bolsas de valores de Estados Unidos y Europa, terminando con el monopolio occidental de los LLM. Una startup china hizo lo mismo que empresas como OpenAI y Meta, solo que con una fracción de sus presupuestos y usando chips “obsoletos”.

Este acontecimiento actualizó una verdad que tal vez habíamos olvidado: el poder disruptivo de la tecnología computacional, el potencial insuperable de una industria capaz de gestarse en un garaje y cambiar el mundo con ingenio y determinación. El visionario arquitecto detrás de DeepSeek, Liang Wenfeng, subió al mismo podio que Bill Gates y Steve Jobs. ¿Qué podemos aprender, o recordar, de esta nueva era tecnológica —la cuarta revolución industrial—? Más que el tamaño de la empresa, lo que importa son sus motivaciones y objetivos. Actualmente, los congresistas mexicanos discuten medidas que buscan proteger a quienes trabajan usando las plataformas digitales de transporte y servicio a domicilio, pero creo que están perdiendo el bosque por los árboles. Esas empresas invierten sus ganancias en automatizar la mayoría de sus procesos. Aunque mejoremos las condiciones de los puestos que, eventualmente, prescindirán de sus operadores, hay que invertir en nuevos modelos de integración social. La industria de la tecnología está motivada por ese tipo de metas revolucionarias.

Si anhelamos la emancipación, entonces fortalezcamos nuestro propio ecosistema digital. Para ello, es prioritario abocarnos a generar condiciones que promuevan el entrenamiento de trabajadores capacitados en las tecnologías digitales más avanzadas, mismas que, por primera vez en la historia, están al alcance de la mayoría. Los artesanos no van a desaparecer; tienen un lugar irremplazable en nuestra cultura y sociedad. Sin embargo, dotar a una persona de las habilidades necesarias para la industria más disruptiva del mundo moderno, requiere transformar la manera en que entendemos el trabajo, el mérito y la educación.

Antes de enfrentarnos a semejantes tareas, empecemos por desacelerar la pérdida de mexicanos calificados. En la Coparmex Ciudad de México, a través de sus capítulos universitarios, creamos el Copartank, una incubadora de startups que comparten los valores del organismo empresarial: la innovación y el interés social. Durante esta convergencia surgió Goji Technologies, pionera que hoy lidera en la creación de IA en México y Latinoamérica. Sin el merecido reconocimiento y financiamiento, probablemente sus integrantes ya habrían emigrado a otro país, pues ese sigue siendo el destino de muy buena parte de nuestro talento joven. Para que la sociedad y las empresas prosperen, las habilidades de los trabajadores deben converger con los valores de una cultura laboral que les represente. Por lo tanto, si queremos conservar el talento, hay que definir y construir un modelo empresarial basado en la inclusión, la pluralidad y la innovación. Esta es la tarea que nos mueve en Coparmex y que empresas como Goji Technologies abanderan dentro y fuera de México.

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