Cada año, el Día de Reyes llena de ilusión a niñas y niños que esperan con ansias los regalos que los sabios visitantes de Oriente traerán a sus hogares. Sin embargo, detrás de esta festividad cargada de simbolismo y alegría, encontramos una gran oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la transparencia en estos días. En un contexto marcado por desafíos sociales, económicos y políticos, la transparencia se erige como un principio esencial para generar confianza en las instituciones y en las prácticas cotidianas. Este concepto, aplicado incluso a las festividades de diciembre y enero, nos invita a preguntarnos ¿cómo podemos garantizar que las dinámicas alrededor del Día de Reyes reflejen valores como la equidad, la honestidad y la rendición de cuentas?
En muchos lugares, el Día de Reyes no solo se celebra en los hogares, sino también mediante actividades organizadas por gobiernos locales, asociaciones civiles y empresas. Desde la entrega de juguetes hasta festivales comunitarios, estas iniciativas suelen estar financiadas por recursos públicos o donaciones. Aquí surge la necesidad de un manejo transparente de los fondos destinados a estas actividades. En estos contextos es pertinente que la información pública responda a preguntas como ¿cuántos recursos se emplearon?, ¿los contratos adyacentes se adjudicaron en apego a la legalidad?, ¿los beneficios llegaron a las poblaciones más necesitadas? Una rendición de cuentas clara permite que la ciudadanía confíe en que las celebraciones cumplen el objetivo de llevar alegría a quienes más lo necesitan.
Por otro lado, en el ámbito del consumo, la época de Reyes genera un aumento significativo en las compras de juguetes, alimentos y otros artículos, de manera que es deseable que los consumidores tengan acceso a información clara sobre la procedencia de los productos, las condiciones laborales de quienes los fabrican, su impacto ambiental y comparativas de precios. Es en este tipo de casos en que cobra sentido el concepto de transparencia proactiva que promueve el INAI desde hace ya varios años. Comprar con conciencia y exigir información transparente a las empresas y a las autoridades que las regulan, fortalece una economía más justa y sostenible.
El Día de Reyes también ofrece una valiosa oportunidad para educar en valores a las nuevas generaciones. Más allá de los regalos, podemos inculcar en las niñas y los niños la importancia de la honestidad, la empatía y la solidaridad. Hablar abiertamente sobre temas como el trabajo que implica ganar un obsequio o el valor de compartir con quienes tienen menos fomenta una cultura de responsabilidad social desde la infancia. No se trata solo de abrir las cuentas públicas o de exigir información a las empresas; se trata de construir una sociedad en la que todos seamos responsables de nuestras acciones y en la que el bienestar colectivo prime sobre el interés individual.
El Día de Reyes nos recuerda que los regalos más valiosos no siempre son materiales. La confianza, la justicia y la equidad son presentes que podemos dar y recibir permanentemente. La magia de este día no radica solo en los regalos, sino en los valores que transmitimos y en las acciones que realizamos. Al promover la transparencia en todos los ámbitos de nuestras vidas, desde el ejercicio de lo público hasta nuestras decisiones personales de consumo, contribuimos a que esta festividad no solo sea una tradición, sino también una oportunidad para fortalecer los lazos sociales y construir una sociedad más justa y ética.
Que este Día de Reyes sea el inicio de un compromiso renovado con la transparencia, un regalo que, sin duda, beneficiará a todas y todos.