En el inicio de cada año hablamos de la cuesta de enero; sin embargo, todo parece indicar que la pendiente podría permanecer durante el 2022. ¿Estamos preparados?
Van confirmándose las expectativas comentadas en este espacio y la Reserva Federal de los Estados Unidos baja los estímulos monetarios, además de que se prevén la elevación de sus tasas de interés a lo largo del próximo año. Por su parte, el Banco de México reaccionó con rapidez con un aumento de 0.5 sobre su tasa de referencia y si continúa fiel a sus objetivos de la inflación, con seguridad habrá más alzas.
El incremento de los precios se convirtió en un fenómeno generalizado a nivel internacional y está obligando a los bancos centrales a la aplicación de una política monetaria restrictiva que conduce a la elevación de las tasas de interés y México no escapa a ello.
Hasta ahora, el motor de avance en la producción interna han sido las exportaciones hacia los Estados Unidos que podrían frenarse por la despresurización de su economía. Lo anterior significa un crecimiento moderado, en el mejor de los casos y la consecuencia lógica para los bolsillos de las familias son menores empleos disponible y salarios bajos.
El entorno ya era de por si complicado; la información de la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado del INEGI deja ver que sólo la mitad de la población se encuentra segura de cubrir sus necesidades básicas. Sumemos que según este mismo instituto el 57 por ciento de los hogares previo a la pandemia tenían algún tipo de endeudamiento, porcentaje que a todas luces debe ser muy superior al día de hoy.
Así arrancaremos el 2022, con una expectativa de baja actividad económica, altas tasas para los créditos, inflación y volatilidad en el mercado cambiario.
Hay que estar atentos a los precios de los energéticos y también a la evolución de la pandemia con las nuevas variantes, pues podrían ocasionarse mayores impactos a las variables reales de la economía.
En el terreno de las finanzas personales, obliga ser prudentes, cuidar la fuente de trabajo, poner en orden el presupuesto de gastos y evitar lo más posible el endeudamiento.
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