Un amable lector me plantea una preocupación que me gustaría compartir. Busca un método práctico para evaluar proyectos de inversión, con el objetivo de compararlos. Ha visto videos en YouTube, comprado libros, y hasta entró a una especialidad en finanzas en una reconocida universidad que lo decepcionó. En particular, tiene la oportunidad de adquirir propiedades en ciudades del norte del país.
Respuesta
- No existe una fórmula infalible para valorar las inversiones, personales o empresariales, pues de otra manera cómo explicas los grandes fracasos de estrategas muy bien preparados. A nivel teórico académico, existe una basta cantidad de herramientas; pero considero que hay elementos a sopesar.
- El primer paso es preguntarte para qué quieres esa inversión ¿cuáles son tus planes de vida? Este cuestionamiento es fundamental, porque te ayudará a elegir la alternativa que se acerque más a tus metas.
- El punto básico de análisis clásico de cualquier proyecto, personal o empresarial, es el cuantificar el rendimiento neto a través del tiempo, que implica contabilizar los ingresos y gastos para saber cuál es el de mayor rentabilidad. Con eso, puedes optar por uno; sin embargo, forzosamente se basa en pronósticos y expectativas que podrían dejar de cumplirse o superarse.
- Desde una perspectiva económica, es necesario examinar siempre si son todos los proyectos por analizar; es decir, valorar el “costo alternativo de la decisión” y evitar el olvidar alguna opción relevante, incluso el no hacer nada, que en ocasiones es preferible, dependiendo de las circunstancias.
- Además de analizar los rendimientos, es importante pensar en los aspectos “cualitativos”, como tu percepción de riesgo; ¿cuánto estás dispuesto a tomar? o por ejemplo tu disponibilidad para administrar las propiedades, o el desplazamiento para las diferentes ciudades que evalúas o si mejor deseas depositarlo en un instrumento financiero. Cada uno puede tener predilección sobre cierto tipo de inversiones y eso sucede en el ámbito personal y empresarial.
- Te recomiendo utilizar también un método de descarte. Después de sumar las opciones que tienes, quita primero las que no vayan encaminadas a tus objetivos y quédate con pocas. Tal vez de ahí sólo queden dos o tres para valorar. Eso simplifica mucho la resolución.
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