Para muchos, la resolución de en qué invertir podría ser tan pragmático como comparar los rendimientos entre las diferentes opciones; sin embargo, el hecho de que son “ganancias esperadas” y dependen de infinidad de circunstancias, significa correr un alto riesgo. ¿Es la mejor decisión?
Hay un concepto que llaman “la paradoja de la habilidad” y es cuando todos los competidores incrementan su habilidad en el mercado, convirtiéndolo en algo uniforme y es difícil destacar, de tal manera que sólo “el azar” podría generar un resultado por encima o por debajo del promedio.
Cuando no había tanta información ni sistemas tan avanzados, la intuición de personas como el famoso Warren Buffett podían llevarnos a lograr rendimientos por arriba del mercado, porque tenía sabiduría para prever los eventos.
Hoy existe una avasalladora cantidad y oportunidad en la información, además se han desarrollado algoritmos que superan la mente de los seres humanos, por lo que descubrir un factor que no se haya percibido es difícil.
Esta realidad conlleva a un lado bueno y malo. Para bien, se ha documentado que un simple mortal puede alcanzar rendimientos aceptables sin la necesidad de expertos, siguiendo al mercado con fondos o ETFs indexados. Visto como negativo, estaría el hecho de que sus ganancias o pérdidas, serían las del promedio de los inversionistas.
Dicho de otra forma, la búsqueda del “santo grial de los rendimientos sobresalientes” conduce a un elevado estrés y a equivocaciones.
Le atribuyen a Voltaire la frase “lo perfecto es enemigo de lo bueno”, la cual nos hace pensar en el costo que implica “ser el mejor” y, si por el contrario, eso podría provocar mayores inconvenientes, en lugar de aceptar “un resultado promedio”.
Si uno tiene la constancia de situarse en “los buenos” rendimientos a través de la vida financiera, aunado a la reinversión y un comportamiento adecuado en los gastos, sería posible encontrar estabilidad y seguridad.
Bajo este contexto, volverte “inmensamente rico” con los mercados financieros es cada vez más complicado y se corre el riesgo de perderlo todo en una racha de mala suerte, como ha ocurrido con las criptomonedas.
Es preferible entrar con un enfoque patrimonial de largo plazo, en el cual tal vez no obtengas el “mayor rendimiento”, pero sí protejas tu riqueza de los embates de la inflación y recibas una ganancia real.
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