La quiebra representa el final desolador de un extenso recorrido lleno de malas o desafortunadas elecciones financieras. Aunque en Estados Unidos existen leyes que facilitan la recuperación ante tal situación, en México esta condición persiste, incluso después de la muerte, dado que los acreedores pueden tener acceso a los bienes, dejando a los familiares en una posición vulnerable.
Este panorama hace evidente la necesidad de prestar atención a las señales de un desplome en la viabilidad financiera. Algunas son tan imperceptibles que se ignoran hasta que el momento oportuno ha pasado. Por ello, resulta crucial estar atentos a dichas alertas. Les comparto algunas:
1.- Efectuar únicamente los abonos mínimos en las tarjetas de crédito cada mes por insuficiencia de ingresos para afrontar los gastos diarios y obligaciones financieras.
2.- Deudas en constante aumento debido a la acumulación de intereses que no logras saldar.
3.- Desembolsos mensuales que superan de manera reiterada los ingresos, lo cual te fuerza a buscar nuevas alternativas de crédito.
4.- Hacer uso o consumir el fondo de emergencia para gastos habituales, quedando así vulnerable ante cualquier imprevisto.
5.- Incumplimientos en el pago de la renta y servicios, lo cual resulta en cortes esporádicos.
6.- Obtener rechazos de entidades financieras al pedir un crédito, o enfrentar aprobaciones con tasas de interés demasiado altas.
7.- Un menoscabo severo en el nivel de vida, señal incuestionable de deterioro en la situación financiera.
8.- La necesidad de vender o empeñar bienes personales para pagar deudas urgentes es similar a desmantelar partes del barco para mantenerlo a flote: una táctica inviable a largo plazo.
9.- Tensiones económicas que originan disputas importantes en la vida familiar o amorosa, evidencian que el impacto trasciende el aspecto meramente monetario.
10.- Acoso continuo por agencias de cobranza y señalamientos negativos en el buró de crédito.
11.- Ausencia de una fuente de ingresos confiable durante un lapso prolongado o mantener un negocio que claramente no es rentable.
Estar alerta a estas señales permite adoptar medidas adecuadas para hacer la diferencia entre un porvenir financiero estable y un trayecto plagado de dificultades y endeudamiento eterno.
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