Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

¿Desacoplarse del Fed?

Es todavía prematuro hablar de un desacoplamiento de la política monetaria entre México y EU. Disminuir el diferencial de las tasas traería mayores riesgos para el control de la inflación.

Algunos miembros de la Junta de Gobierno de Banco de México han comenzado a discutir la posibilidad de que en las siguientes reuniones de política monetaria, el organismo no ajuste al alza la tasa de interés en línea con lo que haga la Reserva Federal. Desde que inició el ciclo restrictivo por parte de la autoridad monetaria en Estados Unidos, uno de los factores medulares a la hora de decidir la magnitud del incremento que habría de implementarse en México, ha sido la tasa de interés de nuestro vecino. Es así que en cada uno de los comunicados, Banxico aborda la discusión de evaluar la política monetaria relativa con Estados Unidos.

En ese sentido, hace algunas semanas miembros de la Junta de Gobierno han sido vocales insistiendo en la necesidad de desacoplarse pronto del Fed. La tasa de interés en México se encuentra en 10 por ciento, y apunta a cerrar en 10.50 por ciento en el año, con miras a continuar el ciclo restrictivo en el 2023, en caso de que se replicaran cada uno de los movimientos esperados por parte de la Reserva Federal. La tasa de interés de referencia en México pudiera alcanzar el 11 por ciento en algún punto del siguiente año.

Discusiones alrededor de la tasa de interés ex ante (tasa de referencia menos la inflación esperada para el siguiente año) señalan que la tasa es ya restrictiva al ubicarse en 4.91 por ciento; considerando una inflación de 5.09 por ciento por parte de la encuesta de analistas privados del Banco de México. Es una realidad. La tasa interés real ex ante que tenemos en la actualidad, es la más elevada desde que se implementó la tasa de referencia como el instrumento principal de política monetaria.

Otra de las razones que arguyen el no seguir al Fed es que la lectura de inflación general pareciera haber alcanzado un pico. Considerando los argumentos de los expertos en materia monetaria, señalan que el marco de actuación de los ciclos monetarios es rezagado porque tardan aproximadamente de seis a doce meses en incidir en el nivel de precios. En ese sentido, pareciera que “el trabajo está hecho”.

Hay que recordar que Banco de México comenzó en junio del 2021 el ciclo restrictivo, mientras que la Reserva Federal realizó su primer incremento de tasas en marzo de este año, por lo que el organismo en México lleva 200 puntos base de ventaja. El diferencial de tasas entre México y Estados Unidos ha originado un peso que se mantiene fuerte contra el dólar, siendo la única moneda –a excepción del rublo ruso– que se ha apreciado contra el dólar en el año.

El tipo de cambio incide de manera directa en la formación de precios. Es necesario que se mantenga un peso fuerte para evitar un mayor deterioro en la inflación. Buena parte de la aceleración de precios proviene de productos comerciables internacionalmente (las mercancías alcanzan un incremento superior al 13 por ciento). Si Banco de México decide comenzar a moverse en un ritmo distinto al del Fed o inclusive a concluir el ciclo restrictivo, nuestra moneda muy probablemente perdería terreno, depreciándose y añadiendo presiones adicionales a la inflación.

La inflación subyacente, que muestra la mayor incidencia en la trayectoria de la inflación general en el mediano y largo plazos, liga 23 meses consecutivos de incrementos, evidenciando que la trayectoria de baja es aún un escenario que no se ha cristalizado. Pese que en el 2023 las bases comparativas jugarán a favor y veremos de facto una inflación que, lectura tras lectura descenderá, existe un riesgo de que la inflación se quede estructuralmente anclada en niveles superiores al objetivo de Banco de México, lo que acarrearía costos muy elevados. Ergo, la política monetaria tendría que ser más restrictiva de lo que hemos presenciado. Considerando que el escenario está plagado de riesgos, es todavía prematuro hablar de un desacoplamiento de la política monetaria entre México y Estados Unidos. Disminuir el diferencial de las tasas de interés traería mayores riesgos para el control de la inflación.

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