Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

La delicada situación de Pemex y las finanzas públicas

Surge la inquietud sobre el curso que seguirá la petrolera en la siguiente administración ante la imperiosa necesidad de inyecciones de capital que necesitará.

Pemex dio a conocer sus resultados al cuarto trimestre del año pasado. A simple vista pareciera que la petrolera está saliendo a “flote”, pues logró una utilidad por el orden de 110 mil millones de pesos, mayor en 10 por ciento en todo el 2023. Sin embargo, al hacer una evaluación de sus resultados, el crecimiento y la utilidad per se se explican por un menor cobro de impuestos y derechos, es decir, beneficios fiscales que contrarrestaron la constante caída en ingresos. En tanto, la producción alcanzó los 1.835 millones de barriles diarios, sin reflejar avances en el sexenio.

Los resultados hacen evidente la delicada situación de la petrolera, ya que sin el crédito fiscal otorgado hace un par de semanas por el 100 por ciento del Derecho de Utilidad Compartida (DUC) hubiera registrado pérdidas. Esta no es la primera vez que observamos apoyos del gobierno federal a la empresa del Estado. Para darnos una idea más clara del sustancial incremento en las erogaciones que el gobierno ha hecho a Pemex, desde el 2019 y hasta el 2023 los apoyos gubernamentales totalizaron la cantidad de 1.73 billones de pesos; estos recursos representan el 84 por ciento de su deuda financiera. Los apoyos del gobierno federal a Pemex provienen de las aportaciones patrimoniales (transferencias de capital) y la reducción del DUC.

Se ha señalado en diversas ocasiones que Pemex es la empresa petrolera más endeudada a nivel mundial, pues sus pasivos financieros ascienden a 106 mil millones de dólares, y si sumamos la deuda a proveedores totalizarían cerca de 128 mil millones de dólares. ¡Tan sólo en el trimestre aumentaron 27.7 por ciento! La razón deuda neta a EBITDA se ubica en 5.04 veces, que hace evidente la fragilidad financiera de la empresa. Sobra decir que los flujos de efectivo son insuficientes para cubrir las amortizaciones y vencimientos, pero el gobierno mexicano ha transferido una buena cantidad de recursos a la petrolera para evitar el incumplimiento. Es importante mencionar que la deuda de Pemex representa más del 5 por ciento del PIB de México.

Los constantes apoyos del gobierno incurridos en esta administración hacia la petrolera no han hecho nada por solucionar el problema de fondo: la insolvencia de largo plazo e ineficiencia operativa. Vale la pena destacar que una parte de los recursos que han sido otorgados a Pemex ha sido destinada a proyectos sin probada rentabilidad. Para muestra un botón: la refinería de Dos Bocas ha duplicado su costo de inversión y ahora asciende a mas de 18.6 mil millones de dólares, y a la fecha no produce ni un solo galón de gasolina.

Sobra decir que los recursos otorgados en Pemex no han dañado las finanzas públicas. Sin embargo, el costo de oportunidad de utilizar dichos recursos en otros conceptos como educación o salud, resulta considerable. Me parece que el eslabón más débil de las finanzas públicas es justamente Pemex.

Tan solo hace algunas semanas la agencia calificadora Moody’s rebajó la calificación crediticia y perspectiva de Pemex, pues señala que sin los apoyos constantes y recurrentes del gobierno la situación financiera de la petrolera sería insolvente.

Es una realidad que este gobierno se ha caracterizado por contener el gasto debajo del umbral del 50 por ciento a PIB, y el balance fiscal refleja disciplina. Además se ha hecho un esfuerzo por aumentar los ingresos tributarios en 1.4 puntos del PIB durante el sexenio. Ello, pese a las observaciones realizadas esta semana por la OCDE, que señala que el nivel de ingresos tributarios es muy inferior a los países miembro.

Al observar de cerca los resultados de Pemex y la estrategia de la administración sobre la soberanía energética, surge la inquietud sobre el curso que seguirá la petrolera en la siguiente administración ante la imperiosa necesidad de inyecciones de capital que necesitará Pemex en los siguientes años, y lo que esto puede representar para las finanzas públicas y la senda de sostenibilidad que hemos observado en este sexenio.

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