Posiblemente una de las piezas más importantes que hacían falta para completar el rompecabezas de la entrante administración, era conocer el plan de energía. En ese tenor, esta semana se presentó la Estrategia Nacional de Hidrocarburos y Gas.
Pemex es uno de los talones de Aquiles de las finanzas públicas, pues los constantes apoyos a la petrolera ponen en tela de juicio la sostenibilidad en el largo plazo. Es así que los inversionistas han estado atentos a los principales lineamientos que seguirá la petrolera. La administración actual ha señalado que fortalecerá a las empresas productivas del estado, y propuso modificar a Pemex como empresa pública, y así continuar con la “soberanía energética”.
En el sexenio anterior, la inversión disminuyó 9.6 por ciento, en tanto al cierre del 3T24 la producción fue menor en 5.6 por ciento. Pemex es la empresa petrolera más endeudada del mundo, cuya deuda con costo asciende a 97.3 mil millones de dólares, representando el 5.6 por ciento del PIB. Además mantiene un saldo con proveedores que ha venido aumentando a un ritmo de triple dígito, que suma más de 400 mil millones de pesos, y los pasivos laborales ascienden a 1.29 billones de pesos. La administración anterior apoyó a Pemex con 1.6 billones de pesos en aportaciones de capital y condonación de impuestos.
El plan contempla la estabilización de la producción de crudo y sus derivados en 1.8 millones de barriles diarios. En términos operativos propone la reducción de empresas filiales y eficiencias operativas: un solo Pemex. La reducción en gastos por el orden de 50 mil millones de pesos, siendo que ese monto apenas representaría el 2.5 al 3 por ciento de ahorros. Por otro lado, la estrategia será atender la demanda doméstica, lo que debería de reducir las exportaciones de crudo, ello implicaría un menor margen de ganancia, pues en el segmento de refinación es donde se han generado las mayores pérdidas. Adicionalmente, se planea aumentar la refinación del 55 por ciento, a la fecha, al 90 por ciento al final del sexenio, lo que apunta a la continuación de la estrategia de lograr lo que el gobierno ha llamado “soberanía energética”. Vale la pena mencionar que la soberanía se logra a través de la capacidad de almacenaje, no necesariamente de la capacidad para producir combustibles de manera local.
Otro punto importante que propone es la simplificación fiscal. Anteriormente el gobierno cobraba una serie de derechos, entre producción, extracción y utilidad, que ahora se sustituirán por un pago único de “derecho petrolero para el bienestar”, sobre la base de los ingresos, con una tasa impositiva del 30 por ciento, que no resulta muy diferente al DUC que actualmente se encuentra en vigor. En el documento presentando, señalan que trabajarán la Secretaría de Energía y Pemex para atender los compromisos de la deuda financiera sin necesidad de recurrir directamente al mercado. Los vencimientos de Pemex entre el 2025 y 2026 totalizan más de 20 mil millones de dólares, lo que subyace la necesidad implícita de mayores apoyos del gobierno.
Sin embargo, el plan contempla la inversión mixta en proyectos de hidrocarburos y gas natural. Para el primero, y de acuerdo con las proyecciones presentadas, la producción de hidrocarburos en manos de privados podría aumentar a una tasa anual compuesta en el sexenio de 6.7 por ciento y de gas natural de 15.4 por ciento. No hay mucha claridad de la participación de la iniciativa privada, lo que deberá de conocerse con la reglamentación secundaria. No propone nuevas rondas petroleras.
El plan es insuficiente, aunque faltan muchos detalles por conocer, no pareciera que resuelve la problemática de fondo: la falta de capacidad para hacerle frente a sus pasivos, así como lograr eficientar sus operaciones y enfocarse en los segmentos productivos como lo es la extracción y producción. La problemática de Pemex es mucho más compleja, y aunque parece haber mayor disposición de invitar a la iniciativa privada, las necesidades de capital de la petrolera son considerables para poder darle la vuelta a su situación financiera.