Punto de encuentro

Candidaturas presidenciales ante el INE

A las y el candidato a la Presidencia les corresponde competir con propuestas y programas que sostengan un modelo serio de gobierno.

Hoy concluye la intercampaña y con ello las limitaciones de comunicación social. En este tiempo no se debía llamar al voto, hacer propuestas concretas de gobierno o denostar a aspirantes. Lo permitido era establecer una visión política, comprometer valores de las posibles gestiones, así como recordar logros de cargos previos en la administración pública.

La semana pasada, las y el aspirante a la presidencia de la República formalizaron sus candidaturas ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y aprovecharon el registro para dirigirse a sus simpatizantes.

Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, usó el espacio para descalificar a sus contrincantes. Y, después de frasear lugares comunes, concluyó que quiere un país feliz y que, por el bien de todos, primero las niñas y los niños. Por decir lo menos, su discurso fue sumamente deficiente.

La candidata del PRI, PAN y PRD, Xóchitl Gálvez, inició descalificando a Sheinbaum por declaraciones y acciones en este periodo intermedio. Después, centró su discurso en un reclamo contundente hacia el presidente López Obrador. Más adelante, Gálvez hizo un llamado energético al INE para que realice puntualmente su trabajo como árbitro electoral en la próxima contienda. Concluyó señalando que defenderá con todo su triunfo, dando a entender que su pretendida victoria será altamente cuestionada, o bien, no reconocerá una derrota.

Por su parte, Claudia Sheinbaum optó por no hablar de sus contrincantes. De inicio repasó los logros alcanzados durante este sexenio, destacando los significativos avances económicos hacia un estado de bienestar y prosperidad compartida. Por supuesto, abrazó los éxitos específicos de su gestión como jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX). Por último, concluyó con 15 puntos sobre los cuales quiere construir un proyecto de Nación.

De esta manera, observamos tres candidaturas con estilos y estrategias distintas.

Álvarez y Gálvez rompiendo con el gobierno actual, optaron por la crítica y los señalamientos. Sus partidos no comparten una visión política, pero parece que coinciden en buscar la Presidencia con base en descalificativos y amenazas. Ambos, lejos de señalar un modelo que enmiende los errores que estiman propios de la cuarta transformación, se dedicaron a fijar postura contra el gobierno y contra Sheinbaum; ello, además, violando lo ordenado por las autoridades electorales.

Es cierto que los candidatos de oposición estuvieron en desventaja. Por un lado, debido a su falta de trayectoria, experiencia y logros, no pudieron referir resultados exitosos de gestiones públicas previas. Por el otro lado, como franca oposición, tampoco podían reconocer los avances del presente gobierno. Sin embargo, podían exponer la versión del país que quieren construir y el camino axiológico sobre el cual podrían lograrlo; no lo hicieron y con ello perdieron una buena oportunidad.

No fue un intermedio sencillo para Gálvez y Álvarez, puesto que compitieron en esta etapa con la exjefa de Gobierno de la CDMX, quien dio resultados positivos en diversas materias como educación, salud, innovación y seguridad. Lo anterior en adición a que Sheinbaum es la continuidad de un movimiento que ha dignificado y beneficiado a millones de mexicanas y mexicanos. Así, la candidata morenista tuvo una intercampaña en clara, legal y meritoria ventaja.

No obstante, desde mañana las y el candidato tendrán una nueva oportunidad. Ya en campaña, sus participaciones públicas tendrán mayor margen de acción y les corresponde competir con propuestas y programas que sostengan un modelo serio de gobierno. Ojalá la oposición ahora sí aproveche para construir y no se detengan, como lo han hecho hasta ahora, en ataques y señalamientos.

Es normal y deseable que existan distintas visiones de nación. Exijamos, como ‘punto de encuentro’, una campaña con propuestas serias y con un verdadero debate de ideas que nos permita tener una elección pacífica y con respeto de la decisión mayoritaria.

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