Mientras los demócratas se desesperan, en el casting de aspirantes a vicepresidente de Donald Trump están:
Tim Scott, senador por South Carolina, de 58 años. Es el negro republicano más prominente en el Capitolio. Se retiró tempranamente de la precampaña y apoyó a Trump y no a Nikki Haley, a quien le debe el nombramiento de senador sustituto en 2012. Es popular entre los evangélicos sureños y cuenta con fuerte respaldo económico. Regionalmente no le aportaría mucho a la fórmula, porque los republicanos han ganado ahí en 13 de las últimas 14 elecciones presidenciales.
Doug Burgum, gobernador de North Dakota, de 67 años. Un exitoso empresario, que en 2002 vendió su compañía de software a Microsoft. Conservador moderado que se entiende bien con los republicanos que no toleran a Trump, al tiempo que es tan su amigo, que puede decirle que nunca haría negocios con él. Su carácter mesurado es muy parecido al de Mike Pence. En 2016 fue la segunda opción de Trump.
J.D. Vance, senador por Ohio, de 39 años. La película Hillbilly: una elegía rural (protagonizada por Glen Close y Amy Adams) está basada en sus memorias, que fueron best seller del NYT. Cuenta la vida de un exmarine (veterano de Irak y egresado de Derecho en Yale) que tiene que abandonar el trabajo de sus sueños, para regresar a la granja a resolver un problema familiar. Retrata la decadencia del llamado ‘cinturón de óxido’. Llegó al Senado gracias a los donativos de Peter Thiel, fundador de PayPal y financiador de Facebook. Ideológicamente es el más cercano a Trump, y tan populista como él. Su retórica incendiaria llega a culpar de las adicciones de su madre a la droga que llega México. Llama por eso a cerrar la frontera, a deportar a los ilegales y a designar como terroristas a los cárteles. En 2016 comparó a Trump con Hitler; actualmente juega golf con él y es gran amigo de su primogénito. Su único inconveniente es que le robaría cámara a Donald.
Marco Rubio, senador por Florida, de 53 años. Hijo de inmigrantes cubanos y consentido del establishment republicano, en 2016 compitió con Trump, que lo llamaba “pequeño Marco”, mientras que él se burlaba de sus manitas y lo tildaba de “genio de la transa”. De entonces para acá, apoyó a Ivanka, la hija del expresidente, en sus iniciativas legislativas y adoptó posiciones trumpistas, excepto en política exterior, materia de varios de sus libros, con sólidas propuestas. Es experimentado, carismático, nacionalmente conocido y le puede ayudar a Trump con los latinos.
Tom Cotton, senador por Arkansas, de 47 años. Abogado graduado en Harvard, condecorado como capitán de paracaidistas en Irak y Afganistán. Halcón en política exterior, migratoria y criminal. Propuso bombardear la infraestructura nuclear de Irán y de Norcorea. En 2020 pidió que los militares desalojaran a los que se manifestaban por el asesinato de George Floyd y en las recientes protestas pro-Palestina elogió a un automovilista que atropelló a unos estudiantes. Sus libros (Deber sagrado y Sólo los fuertes) son populares entre los nacionalistas. Es un buen comunicador y tiene multitud de admiradores. Trump lo considera su amigo y alternativamente podría postularlo como juez de la Suprema Corte.
Bryan Donalds, representante por Florida, de 45 años. Estrella en ascenso entre los republicanos de color. De joven fue arrestado por distribuir marihuana y tratar de sobornar a un policía. Trabajó en el sector financiero. Es un conservador sólido, hábil en el debate en la televisión y en el Congreso. Tiene poca experiencia pero infinidad de contactos.
Elise Stefanik, representante por Nueva York, de 40 años. De ascendencia italo-checa, es la republicana más destacada de la Cámara de Representantes. Su despiadado interrogatorio sobre el antisemitismo en el campus, obligó a renunciar a las rectoras de las universidades de Harvard y de Pennsylvania. Aunque su historial de voto no la hace una conservadora dura, es la más leal operadora de Trump en el Congreso.
Kristi Noem, gobernadora de South Dakota, de 52 años. De las primeras que apoyaron a Trump en 2016, coincide con él en casi todo y se define como “ultra-MAGA”. Un tiempo fue la favorita pero perdió puntos cuando en sus memorias comentó que sacrificó a tres caballos, mató a una cabra maloliente que perseguía a sus hijos y echó a un pozo a un perrito porque la mordió. Ella narró eso para mostrar que sabe tomar decisiones difíciles.