Hace un siglo, Johnston Mc Culey inició la edición de una novela ilustrada que al bajo costo de 10 centavos de dólar, tuvo un gran éxito y que hasta la fecha sigue reproduciéndose en todos los medios posibles. El solo escribió 61 historias diferentes durante 40 años y muchos imitadores han creado nuevas versiones, incluso volviendo femenino al personaje principal o cambiando la época arbitrariamente.
La historia de El Zorro se desarrolla en un periodo muy concreto entre 1821 y 1846 en la Alta California, concretamente en los ranchos cercanos a Los Ángeles.
En esos momentos, México atravesaba por un periodo convulso y de desorden, ya que se había declarado la independencia, pero todavía no había estabilidad política y estaba a punto de producirse la invasión estadounidense de 1848.
La Alta California pertenecía a México, pero sus gobiernos eran débiles y corruptos. Lo que explica de alguna forma la posterior pérdida de ese territorio.
El Zorro es una aristócrata que defiende los valores de la nobleza española. Combate a esos gobiernos, acompañado siempre de Bernardo, su sirviente sordomudo.
Estos villanos se identifican como Rafael Montero, Enrique Sánchez Monasterio y The Eagle, y lo característico es que nunca son totalmente derrotados.
Su verdadero nombre es Don Diego de la Vega, un acaudalado ranchero, que se presume apuesto aunque siempre está enmascarado. Vestido todo de negro, incluyendo su capa y su sombrero redondo, monta como gran jinete un caballo negro y se defiende con una espada rupera, una pistola y un látigo, con el que suele marcar una ‘Z’ en la piel de sus enemigos. Excelente acróbata, suele salir inmune de sus peleas, aun cuando combata a varios adversarios. Las autoridades torpes y venales, nunca lo logran identificar y cuanto más hacen por atraparlo, más las humilla.
Lo interesante es que El Zorro es un justiciero que manifiesta rencor y es propenso a la venganza y a abusar de los que abusan. Es decir, se conduce en los márgenes de la ley, y aun así los lectores lo ven como alguien admirable.
Tanto así que estas historias se han vuelto películas, desde 1920 hasta la última, protagonizada por Anthony Hopkins.
Walt Disney hizo la primera serie de películas infantiles en 1957. Aquí en México, Álvaro Cervino produjo un musical con este tema en 1996.
Zorro Donald
Me sorprendió que en la etapa final de la campaña de Trump, apareciera en varios lugares de la Unión Americana la imagen del recién electo presidente, todo vestido de negro, como un nuevo Zorro, dando latigazos a supuestos políticos de Washington.
La persistencia de la leyenda durante más de 100 años y esta aparición, nos hace ver que en la cultura americana, en donde está tan enraizado el concepto de ley y orden, también existe la necesidad de un antihéroe que saltando por encima de la ley, acaba haciendo el papel de vengador de aquellos que las instituciones no pudieron defender.
Donald Trump es para muchos estadounidenses ese personaje contradictorio, que al fin y al cabo les crea esperanzas.
Nota: Por vacaciones, esta columna se suspenderá por varias semanas.