El 22 de enero presenté en este espacio un polarizómetro de percepción. Se trata de una medida muy sencilla que deriva de preguntarle a las personas en las encuestas cuánta polarización política creen que hay en el país actualmente. Pues resulta que en los últimos meses ha ido creciendo la percepción de polarización.
En enero, 57 por ciento de los entrevistados dijo que percibía mucha o algo de polarización en el país (esto es ya tomando el mes completo y no solamente la mitad, como se publicó); para marzo era 66 por ciento y para mayo 69 por ciento. El aumento no es dramático pero no deja de ser un aumento: hoy más mexicanos perciben una alta polarización política que hace cinco meses. Es esperable porque las elecciones y las campañas son, por naturaleza, polarizantes: activan y movilizan los sentimientos e identidades ideológico-partidarias.
Pero percibir más polarización no quiere decir que haya más polarización. Un potencial problema con esta medida de percepción es que el ambiente informativo luce muy cargado a los extremos. Los simpatizantes se asumen, consciente o inconscientemente, como propagandistas. La expectativa del votante mediano ha quedado archivada en el cajón de las teorías; hoy lo que llama la atención en política es “todo con exceso, nada con medida”.
Según la encuesta nacional de EL FINANCIERO realizada en este mes, el 23 por ciento de los encuestados afirma que en estos días ha discutido con alguien que expresa ideas políticas contrarias a las suyas. Entre usuarios de WhatsApp, esa respuesta sube ligeramente a 25 por ciento; entre usuarios de Facebook a 27 por ciento; y entre usuarios de Twitter a 29 por ciento. Con esto podríamos concluir que en las redes sociales se libra buena parte de las batallas polarizantes. Pero sería injusto generalizar, toda vez que entre los usuarios de TikTok la discusión política baja a 16 por ciento. Si bien TikTok se está politizando, todavía es un paraíso para los apolíticos.
Pero volvamos al tema de si percepción es realidad o no: es importante saber si la polarización es real y no solamente una percepción. En mi texto de enero mostré que quienes más percibían la polarización eran los que expresan posturas más extremas en un continuo ideológico, en ese caso el de liberal-conservador. Hoy, tomando esa o alguna otra medida de identidad ideológica, como el eje izquierda-derecha, los extremos no sólo perciben más polarización sino que están, efectivamente, más polarizados hoy que hace cinco meses.
Los extremos ideológicos en el país se han venido distanciando. En este espacio mostré hace unos días qué tan polarizado luce el hoy electorado (Espectro ideológico 2021, 5 mayo), pero la polarización es dinámica y va acentuándose. Desde enero, la posición de panistas y priistas se ha ido corriendo más a la derecha y la de los morenistas hacia la izquierda.
En enero, panistas y priistas se ubicaban en promedio en el punto 6.5 de la escala de 10 puntos de la encuesta, donde 1 es izquierda y 10 derecha. Los morenistas estaban en una posición de 4.8. La distancia entre esos grupos políticos era de 2.5 puntos. Hacia marzo, la distancia creció a 3.5 puntos, y en mayo a 4.1 puntos, con los panistas y priistas en una posición de 7.5 y los morenistas de 3.4. Como sería de esperarse en un año electoral, sí ha habido una mayor polarización.
Estos datos, por simples que parezcan, documentan un fenómeno muy interesante de diferenciación política por medio de dos métricas: se percibe más polarización, y se registra un mayor distanciamiento ideológico entre los principales grupos políticos, distancia que podría ser mayor si tomamos solamente a los partidistas duros de cada lado.
Y así llegaremos a las elecciones del 6 de junio, más polarizados. Mi expectativa es un regreso a la moderación después de las elecciones, a menos, claro, de que se mantenga la movilización de los ánimos en torno a posibles conflictos postelectorales. La encuesta nacional que El Financiero publicó hace dos días revela que 60 por ciento de los mexicanos entrevistados cree que sí habrá conflictos. Esa creencia es aún más alta entre los encuestados de los extremos ideológico-partidarios: más que temor, entre ellos pareciera deseo, como audiencia pidiendo encore.
Ya veremos si nos moderamos, como ha sucedido en elecciones anteriores, o no. Por lo pronto, no se olvide de ir a votar el 6 de junio.