La decisión de la dirigencia de Movimiento Ciudadano de no participar en los comicios de Coahuila y Estado de México este año ha desatado especulaciones acerca de qué harán los electores de ese partido político. Permítame ofrecer algunas respuestas con base en la evidencia de encuestas que hemos recopilado recientemente, sobre todo a nivel nacional.
Lo que he escuchado en estos días de diversos analistas son dos versiones encontradas. De un lado están los que creen que los votantes de MC se sumarán a la alianza opositora que conforman PAN, PRI y PRD, ayudando a cerrar la brecha con Morena o, incluso, volteando las tendencias.
Del otro lado están los que creen que MC, al retirarse de las contiendas, le hará el favor a Morena porque sus votantes son más probables de votar por el oficialismo que por la oposición.
Por lo que veo en las encuestas, me parece que ambos puntos de vista son mero wishful thinking o ilusión.
Lo que las encuestas nos dicen acerca de los seguidores de MC es que son una porción del electorado que es contraria a los partidos tradicionales, es decir, son anti-PAN, anti-PRI y anti-PRD, y, al mismo tiempo, es un electorado decepcionado del actual gobierno federal.
Para ilustrar esto último, la aprobación a AMLO entre los electores de MC a nivel nacional en enero de este año era menor a 20 por ciento, mientras que la desaprobación superaba 80 por ciento. En los dos estados donde hay elecciones, el rechazo de emecistas al gobierno de AMLO es más o menos similar a esas cifras nacionales.
Así que Movimiento Ciudadano tiene un respaldo de electores que rechazan tanto a los viejos partidos como al actual partido gobernante. De hecho, las señales que envió Dante Delgado son negativas para los dos bloques políticos principales, toda vez que explica que la salida de MC de los comicios próximos se debe a que hay un pacto entre el PRI y Morena en una contienda dudosa. La justificación salpica hacia ambos lados y no perfila ningún endoso.
Con la salida de MC de las contiendas estatales de junio, lo que probablemente suceda es que sus electores opten por el abstencionismo. Además, considerando que el perfil del elector de MC es más joven y más apartidista, segmentos que participan menos en las elecciones de por sí, la salida del partido aumenta la probabilidad de abstención entre sus seguidores.
Por ello, si alguno de los bloques principales, ya sea Morena y aliados o PAN-PRI-PRD, destinan recursos para tratar de atraer a los electores de MC, la inversión podría resultar altamente costosa y muy incierta. Atraer a esos votantes a su causa no será tarea fácil. Invertir en los votantes emecistas para ambos bandos suena como un negocio de alto riesgo y sin ganancias garantizadas.
La pregunta de fondo es si la decisión de MC traerá beneficios o costos para el propio MC rumbo a 2024. Es difícil decirlo a priori, y falta que las encuestas midan posibles efectos de la decisión de MC de retirarse de las contiendas. Dado que la dirigencia emecista ha sido crítica de los demás partidos, habrá que ver si éstos también se vuelven críticos de MC y plantean alguna contraargumentación, por ejemplo, si la salida más que ser una especie de protesta contra un proceso viciado, refleja debilidad y apatía.
Mientras se alistan nuevas mediciones de encuestas, creo que lo más probable para los seguidores de MC en Coahuila y Edomex es la abstención, aunque otro escenario factible es que parte del voto naranja se busque movilizar a favor de quien se perciba como la opción “menos mala”. Para que eso ocurra, es necesario que la propia dirigencia naranja envíe las señales adecuadas, una especie de endose negativo. Pero, por la postura que hemos visto en la dirigencia, eso se ve improbable por ahora.
El potencial problema para MC es que su electorado se sienta en orfandad y termine por abandonar incluso al propio partido naranja. Esto es algo que espero veamos en futuras encuestas. Por lo pronto, en los comicios de junio quedará en silencio la célebre tonada de na, na, na, na, na.