Las encuestas nos muestran qué opinan otras personas, o el electorado en su conjunto, sobre diversos temas.
¿Pero de qué otras maneras expresa la gente sus opiniones políticas? Si lo primero que le vino a la mente son las redes sociales, tiene usted algo razón, sobre todo entre ciertas minorías. Pero la mayoría de la gente suele expresar sus opiniones entre sus círculos más cercanos.
De acuerdo con el estudio Latinobarómetro 2023, en México 8 por ciento de las personas entrevistadas dijo que suele expresar sus opiniones políticas a través de las redes sociales, mientras que 7 por ciento las expresa en manifestaciones o protestas. En total, hasta 15 por ciento externaliza sus opiniones de esas formas públicas.
En contraste, una mayoría de 51 por ciento de mexicanos prefiere expresar sus opiniones políticas en sus círculos cercanos, ya sea entre amigos (24 por ciento) o en familia (27 por ciento). Se trata de una mayoría que opta por expresarse en sus zonas de confort, no necesariamente libres de desacuerdos, pero sí en confianza.
El 34 por ciento restante prefiere simplemente no expresar sus opiniones, según la prestigiada encuesta regional.
De hecho, la sociedad mexicana está entre las que más gusta de expresar sus opiniones. El estudio arroja un promedio regional, con 17 países, de 52 por ciento de latinoamericanos que prefiere no expresar sus opiniones políticas por ningún medio.
No sé qué le parezca a usted ese dato, pero creo que refleja el concepto de una “mayoría silenciosa” en la región.
La encuestóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann propuso hace algunas décadas una explicación de por qué algunas personas, bajo ciertos contextos, prefieren no opinar, la cual conocemos como la teoría de la espiral del silencio.
Dicha teoría plantea que una persona opta por callar sus opiniones, o por adaptarlas a respuestas socialmente aceptables, cuando percibe que sus puntos de vista son minoritarios y, a su vez, percibe que expresarlos podría significar represalias o aislamiento social.
La persistencia de esas percepciones, reforzada por la expresión de opiniones contrarias a las propias, puede detonar una espiral de silencio.
El estudio Latinobarómetro 2023 ofrece algunos indicadores sobre ese fenómeno. Por ejemplo, 27 por ciento de los mexicanos cree que cuando a la gente se le preguntan sus opiniones políticas sí suele decir lo que piensa, mientras que 69 por ciento cree que no dice lo que piensa.
En otras palabras, una mayoría de poco más de dos tercios cree que la gente no revela sus opiniones o preferencias cuando alguien se las pregunta. Parecieran recurrir a la máscara, usando la metáfora de Octavio Paz.
Otro reactivo de la encuesta plantea una situación que complementa la anterior: ¿Diría que si expresa usted sus opiniones podría traerle consecuencias negativas? El 40 por ciento de mexicanos dijo que sí, frente a 58 por ciento que dijo que no.
En este caso, la mayoría no espera ningún tipo de consecuencias negativas por expresar sus opiniones.
Si combinamos ambas preguntas, la creencia más común es que la gente no dice lo que piensa, pero si lo dice no tendrá ninguna consecuencia negativa: 40 por ciento. Para este grupo, la principal razón de no expresarse no es la expectativa de represalia, por lo que debe haber otra motivación distinta a la espiral del silencio.
El 28 por ciento también cree que la gente no dice lo que piensa pero sí hay consecuencias negativas cuando opina. Este es el grupo más probable de reflejar la espiral de silencio.
Por otro lado, 15 por ciento cree que la gente sí expresa lo que piensa y no hay consecuencias. Este es el grupo más sincero y que siente una mayor libertad para expresarse.
Finalmente, 11 por ciento cree que la gente sí dice lo que piensa y que sus opiniones si le traen conscuencias negativas. Este es un grupo de expresión a contracorriente, rebelde, provocador y muy visible en las redes sociales. Pareciera ser el grupo más adaptado a la polarización.
Cuando vemos resultados de encuestas damos por sentado que la gente opina libremente, sobre todo a través de esos instrumentos que buscan garantizar confianza y anonimidad.
Pero la expresión de opiniones no podemos darla por hecho. A algunos se les dificulta, otros la exageran y otros simplemente la evitan. El verbo opinar se conjuga con asimetrías, dependiendo de la persona y su contexto.