Una semana, solamente una semana más para que comiencen las campañas presidenciales. Estos procesos solamente suceden cada seis años.
Lo que se ha dicho hasta ahora, solamente ha sido para calentar el ambiente, como la discusión previa a la pelea.
Pero ahora sí, ya con todas las de ley, la publicidad política estará al aire, las candidatas no tendrán restricciones para presentar sus propuestas al electorado, y tampoco debieran tener reservas para contrastarse con sus contendientes. Además, los debates siempre son la cereza del pastel.
Ante un mayor flujo de información política, ¿a qué debemos poner atención en estas campañas presidenciales? Aquí algunas consideraciones que podrían reflejar lo que los equipos de campaña están detectando en sus encuestas, grupos de enfoque, análisis digitales y demás indicadores que orientan sus decisiones.
1. En los mensajes se dejará ver la estrategia (o falta de) de cada equipo de campaña. Cada anuncio nos dirá mucho sobre el tipo de electores al que va dirigido el mensaje y, con ello, cuáles son las prioridades de la campaña. ¿Se le hablará a las bases? ¿A los indecisos? ¿Con qué argumentos?
2. Las bases de la 4T lucen más amplias que las de la oposición, pero eso no significa que con el voto duro esté garantizado el triunfo. ¿A qué otro tipo de electores buscará la campaña de Sheinbaum? ¿Tratarán de hablarle a electores que no están a favor de la 4T pero que rechazan a los partidos tradicionales? De ser así, ¿qué riesgos corre esa campaña de antagonizar con el voto duro obradorista?
El tipo de electores al que se dirija la campaña morenista nos dará una buena idea de qué tan confiados están en las ventajas que arrojan la mayoría de las encuestas públicas.
3. Si las bases de la oposición son más reducidas, el equipo de Gálvez forzosamente requiere de captar indecisos pero, también, de reconvertir a los conversos. Es decir, para la oposición es un sí o sí atraer al voto blando del obradorismo, y los mensajes de campaña nos dirán si toman o no esa vía.
Si fuese el caso, ¿cuáles serán los recursos retóricos que se empleen para ese propósito? ¿Cuáles son las potenciales fracturas y desacuerdos que han detectado al interior del bloque electoral de la 4T? La detección y eventual movilización de fallas tectónicas-políticas al interior del bloque gobernante podría ser un aspecto muy interesante de estas campañas.
4. Dado el encuestocentrismo de campañas estatales recientes, creo que podemos esperar que los equipos de campaña presidencial recurran a los resultados de encuestas como parte de sus mensajes: “vamos adelante, la elección está decidida” o “se va cerrando la brecha, está competido”.
Si bien eso es esperable, habrá que estar atentos a la manera como cada candidata y su equipo manejan tanto la información desfavorable como la favorable de las encuestas. Recuerdo que en las elecciones de 2000, la campaña de Fox recurrió a las encuestas y lanzó el mensaje “ya ganamos”; pero también detectaron que ese mensaje desmovilizaba a sus simpatizantes, por lo cual tuvieron que agregar “pero nos vemos el 2 de julio”.
El sentido común, a veces erróneo, sugiere que si se canta como ganada una elección desde antes eso suele desmovilizar a los simpatizantes de quienes van rezagados; pero también es probable la desmovilización de los simpatizantes de quien va adelante en las encuestas. No hay nada definitivo y por eso será sumamente interesante ver cómo articulan sus mensajes encuestocéntricos.
5. Entre los aspectos de fondo veremos qué temas enfatiza cada campaña: temas como la inseguridad, la economía o la corrupción son redes atrapatodo que interesan a la mayoría de los electores, pero que no afianzan apoyos específicos, mientras que hay temas que van quirúrgicamente más dirigidos a ciertos votantes que se intenta captar por medio de microtargeting. Estos temas específicos nos dirán mucho más acerca de las prioridades de las campañas que los temas genéricos.
El interés en la política suele elevarse durante las campañas presidenciales. Tanto en diciembre como en enero, la mayoría de las personas en el país expresó poco o nada de interés en la política. Eso está a punto de cambiar. Veremos cómo ese creciente interés por la actividad política se ve acompañado de definiciones por alguna de las opciones que aspira a gobernar al país.