Las Encuestas

¿Habrá efecto ‘marea rosa’ el 2 de junio?

La concentración ciudadana podría jugar un papel de activación, no sólo entre quienes participen, sino por la narrativa que se construya en los últimos días de las campañas.

Este domingo está prevista una marcha ciudadana como las que se organizaron en defensa del INE, de la Corte y de la democracia, pero con tintes más electorales. Tanto la marcha ciudadana como el tercero y último debate presidencial, hacen de este un superdomingo político, justo a dos semanas de las elecciones. Es el campanazo de la recta final, el último esprint de la carrera.

Las movilizaciones ciudadanas conocidas como la ‘marea rosa’ alimentaron la narrativa de que hay un segmento del electorado preocupado por la democracia que podría votar masivamente por la oposición este 2 de junio.

Algunos le perciben como una fuerza de contención contra el llamado plan C del presidente López Obrador, que busca obtener la mayoría calificada en el Congreso, además, por supuesto, de mantener la Presidencia.

El temor predominante entre algunos, acaso la ansiedad, es que una mayoría calificada para la 4T abre la posibilidad de cambiar a las instituciones y de erosionar la democracia.

¿Habrá un ‘marea rosa’ en las urnas este 2 de junio? Me parece que lo que suceda este domingo nos dará una mejor respuesta, pero podemos adelantar algunas expectativas.

El estudio Latinobarómetro, un referente sobre las actitudes políticas y el apoyo popular a la democracia en la región latinoamericana, ofrece, en su edición 2023, algunos datos muy pertinentes que vale la pena retomar.

Según la encuesta realizada en México, 71 por ciento de personas entrevistadas dijo estar de acuerdo con la frase “la democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno”. Ese es el indicador de apoyo democrático más amplio en el estudio, y de ahí va registrando porcentajes más bajos, según la pregunta específica.

Por ejemplo, 63 por ciento estuvo de acuerdo en que “el Poder Judicial debe ser independiente del Ejecutivo”; 58 por ciento opinó que “la democracia nos permite solucionar nuestros problemas”, y 52 por ciento expresó que “no apoyaría a un gobierno militar bajo ninguna circunstancia”, por mencionar algunos resultados.

El amplio apoyo a la democracia es una base para las manifestaciones tipo ’marea rosa’.

Sin embargo, esas preguntas de apoyo a la democracia no muestran una relación tan nítida con la preferencia partidista, ya sea por el partido gobernante o por la oposición, y en algunos casos incluso la opción prodemocrática se asocia más con un apoyo morenista que oposicionista.

En los años noventa, las encuestas mostraban un clivaje o división democrática-autoritaria en varias democracias nuevas, incluida la mexicana, visible a través de las encuestas del prestigiado estudio World Values Survey.

Con base en esa encuesta internacional, en mi libro Political Cleavages, publicado en 1999, desarrollé el argumento de que en varias democracias nuevas, donde dicho clivaje o división política era importante electoralmente, las elecciones podían servir como un medio democrático para lograr fines autoritarios, ya sea manteniendo al partido del viejo régimen en el poder o regresándolo al poder por la vía electoral.

Siguiendo una inquietud similar, la pregunta hoy es si el electorado se comporta bajo esa lógica, ya sea otorgando al partido gobernante el poder para cambiar las reglas del juego o conteniendo tal posibilidad.

Lo que muestra el Latinobarómetro de México del año pasado es que la división democracia-autoritarismo persiste. Pero, a diferencia de los años noventa, actualmente esta división de actitudes no se conecta de manera tan clara con la preferencia electoral, por lo menos no en 2023.

Habrá que ver si eso cambia este 2 de junio y si la marcha del domingo es un catalizador.

El electorado urbano y más educado ha sido históricamente uno de los más prodemocráticos en el país. No obstante, ese electorado también ha sido muy antipriista, por lo cual el bloque opositor actual les genera ambivalencias.

La marcha podría jugar un papel de activación, no sólo entre quienes participen, sino por la narrativa que se construya en los últimos días de las campañas.

Además de eso, la marcha del domingo podría dar una adrenalina adicional al debate. Una buena participación pondría a la candidata de oposición con la moral alta y en pie de guerra. Una baja concurrencia daría municiones a la candidata oficial.

De Sheinbaum son esperables las descalificaciones a la marcha, pero eso también es un arma de doble filo, puede ayudar o puede dañar. Y hay que ver también si en la marcha se manejan mensajes para Máynez y el voto útil.

Habrá que estar al pendiente de lo que suceda este superdomingo.

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