Las Encuestas

El liderazgo político femenino en EEUU

En Estados Unidos ha habido liderazgos políticos femeninos en varios niveles de gobierno y de representación política, pero no una presidenta.

La semana pasada compartí en este espacio algunos datos de la Encuesta Mundial de Valores relativos a los niveles de aceptación o rechazo al liderazgo político de la mujer entre la sociedad mexicana. Con la contienda presidencial en Estados Unidos a tambor batiente, permítame ahora discutir los mismos datos recopilados en ese país vecino. Y de paso en algunos otros.

Retomo la pregunta de la Encuesta Mundial de Valores que dice: “¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo con la siguiente frase? ‘Los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres’”.

Como le comenté el viernes pasado, la tendencia de las actitudes sociales en México es la de un crecimiento en la aceptación al liderazgo femenino desde los años noventa que, no obstante, se estancó a partir del estudio de 2012.

El rechazo a la idea de superioridad política masculina (representada por el desacuerdo con la frase), que se observó de 1997 a 2012, creció más de 20 puntos porcentuales en nuestro país, al pasar de 53 a 76 por ciento, aunque se quedó en 75 por ciento en los estudios de 2018 y 2023.

Los datos de Estados Unidos también revelan un crecimiento gradual de casi 20 puntos en dos décadas, al pasar de 65 a 83 por ciento entre 1995 y 2017.

También se observó un estancamiento entre 1999 y 2006, en un nivel similar al de México desde 2012, con 73 y 74 por ciento de estadounidenses que se manifestaron en desacuerdo con la frase que plantea la superioridad del hombre en política. No obstante, en años posteriores ese rechazo volvió a sumar puntos hasta situarse en 83 por ciento en 2017.

Los datos de ambos países muestran que la aceptación social a la equidad de género en la esfera política se ha ampliado, pero no se ha erradicado.

En México persiste un 22 por ciento que cree que el hombre ejerce un mejor liderazgo político que la mujer, según el estudio más reciente de 2023, mientras que en Estados Unidos eso lo creía 16 por ciento en 2017.

En Estados Unidos ha habido liderazgos políticos femeninos en varios niveles de gobierno y de representación política, pero no una presidenta. La candidatura de Kamala Harris nuevamente abre esa posibilidad, enfrentando a Donald Trump, quien también contendió contra una mujer en 2016, Hillary Clinton.

La actitud machista de rechazo al liderazgo femenino en Estados Unidos ha sido más baja que en México desde 2011, pero persiste. En contraste, una amplia mayoría de 83 por ciento en ese país, o de 75 por ciento en México, es favorable a la equidad de género en política.

Liderazgo político femenino en EEUU

En otros países la aceptación al liderazgo político femenino también es amplia. En Canadá, por ejemplo, el desacuerdo con la frase registró 85 por ciento en la encuesta de 2020, aunque ya venía en 76 por ciento desde el año 2000. Canadá tuvo a principios de los años noventa una primera ministra mujer, por lo que en el más alto cargo político ya se había roto el techo de cristal.

Según la Encuesta Mundial de Valores, Dinamarca registró en 2017 un 90 por ciento de desacuerdo con la superioridad política masculina, mientras que en Noruega y Suecia se observaron 92 y 94 por ciento en 2018 y 2017, respectivamente, los niveles más altos que arroja la encuesta.

En contraste, la encuesta en Jordania, realizada en 2018, muestra un escenario opuesto, con 71 por ciento de acuerdo con la frase “los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres”. En Libia se registró 75 por ciento en 2014, al igual que en Nigeria en su encuesta más reciente de 2018, mientras que en Qatar el porcentaje de acuerdo alcanzó 85 por ciento en el estudio de 2010.

Esos contrastes revelan diferencias muy profundas en las actitudes sociales hacia el liderazgo político femenino, según los datos de la EMV.

Al igual que en México, y a reserva de cómo resulte la elección presidencial de noviembre en Estados Unidos, será interesante ver si hay cambios en estos porcentajes.

COLUMNAS ANTERIORES

La polarización de las bases de la 4T
La pausa y la integración

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.