Las Encuestas

La pausa y la integración

Los mexicanos más jóvenes y los más escolarizados son los que expresan una valoración más positiva del T-MEC.

En estos días de pausa presidencial con la embajada de Estados Unidos han fluido varios análisis, reflexiones y opiniones que hacen referencia al grado de conexión e interdependencia económica que tiene México con el país vecino, así como de las posibles implicaciones de la reforma judicial y de otros aspectos del plan C en la relación bilateral bajo el marco del T-MEC.

Permítame agregar a la discusión algunos datos sociales y culturales de la integración de la sociedad mexicana con Norteamérica. Para ello tomo los resultados de una encuesta nacional sobre valores sociales realizada en el verano de 2023, la cual sirve como base de un nuevo libro sobre cómo han cambiado los valores de la sociedad mexicana. Ya le había yo mencionado ese trabajo hace unos días y espero comentarle mucho más en este espacio, ya que trae datos muy interesantes, con 2 mil 500 entrevistas en vivienda, y replicando preguntas de un estudio similar realizado en 2003.

Por lo pronto, algunos temas sobre integración social y cultural con la región, y con Estados Unidos en particular. Un primer dato es que la valoración del tratado comercial es bastante positiva en México. El 72 por ciento de personas entrevistadas en 2023 manifestó que el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá ha sido muy bueno o bueno. Este estudio se realizó casi a los 30 años de haber entrado en vigor dicho tratado, originalmente TLC o NAFTA, por sus siglas en inglés.

Veinte años antes, en 2003, y apenas con una década de haber iniciado, la valoración del TLC era mayoritariamente positiva, pero no tan favorable como es ahora: 53 por ciento calificó al tratado comercial como bueno o muy bueno para el país, mientras que 32 por ciento lo calificó como malo o muy malo.

El aumento de casi 20 puntos porcentuales va en dirección no sólo de una mejoría en la valoración, sino que muy probablemente refleja un mayor nivel de integración regional en el plano actitudinal, por no decir cultural. Los mexicanos más jóvenes y los más escolarizados son los que expresan una valoración más positiva del T-MEC, según el estudio.

La confianza en el tratado comercial registró un nivel un poco menor que la opinión positiva recién comentada, pero también se observa un aumento sustancial en veinte años, de 2003 a 2023, al pasar de 38 a 53 por ciento quienes dijeron confiar mucho o algo en el tratado. La desconfianza bajó de una mayoría de 57 por ciento a un 43 por ciento.

Me parece que el aumento en la confianza y el aumento en la valoración reflejan una actitud de mayor integración regional.

Otros dos indicadores se enfocan en Estados Unidos, y arrojan resultados un tanto discrepantes. Primero, Estados Unidos es el país con mejor imagen entre la sociedad mexicana de una lista diversa, con 75 por ciento de opinión favorable, seguido muy de cerca por Canadá con 74 por ciento, prácticamente un empate estadístico entre los dos socios comerciales de México. Más abajo aparecen Japón y España, con 63 y 60 por ciento; Francia, 58 por ciento; China, 56 por ciento y Venezuela, más atrás, con 29 por ciento.

Si bien Estados Unidos destaca en imagen, su centralidad como socio ha bajado en las preferencias sociales. Al preguntar a qué país prefieren como principal socio comercial, Estados Unidos registró en 2023 el 42 por ciento, 8 puntos menos que en 2003, cuando lo mencionó 50 por ciento. La preferencia por Japón se duplicó, al pasar de 11 a 21 por ciento. Como analizo en el libro, esto no refleja una tendencia antiamericana, sino una mayor preferencia por tener otras opciones.

Finalmente, un dato recurrente sobre la integración social y familiar en ambos lados de la frontera: 55 por ciento de personas en México dijo en 2023 tener familiares cercanos que viven en Estados Unidos; 20 años antes, en 2003, era 47 por ciento. Más de la mitad está conectada con familia allá.

De quienes tienen familiares viviendo en el vecino país, 15 por ciento dijo recibir dinero o remesas, comparado con 13 por ciento en 2003. Si bien solamente son dos puntos de variación al alza, casi marginal en términos porcentuales, en términos absolutos mi cálculo es un aumento en receptores de aproximadamente 9 a 14 millones de personas, considerando la población adulta del país en ambos años.

La encuesta ofrece otros indicadores, pero no tengo espacio más que para concluir que la integración actitudinal y social ha aumentado. Dependiendo cómo se desarrolle la pausa, podríamos retomar el tema pronto y agregar otros indicadores de integración cultural que arroja la encuesta.

COLUMNAS ANTERIORES

La democracia y las nuevas generaciones
La polarización de las bases de la 4T

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.