Las Encuestas

La otra polarización

Las formas discursivas de la presidenta Sheinbaum serán clave para amainar o arreciar la animadversión hacia Trump y sus intenciones o acciones.

Cuando hablamos de polarización política en México, las referencias suelen ser los distanciamientos o lejanías ideológicas, partidarias y afectivas entre partidarios de la ‘4T’ y sus oponentes, entre obradoristas y antiobradoristas, entre morenistas y oposicionistas.

Pero el regreso de Trump a la Casa Blanca ha abierto una vertiente de polarización que tendremos que ir examinando, tanto a nivel nacional como a nivel global. ¿Hasta qué punto el trumpismo, su narrativa y sus acciones MAGA (Make America Great Again) son polarizantes en nuestro país, o de nuestro país respecto al país vecino?

En México ya se empieza a ver esa polarización en las encuestas, en las que la sociedad mexicana está alineada casi en su totalidad de uno de los lados de discusión, confrontando a Donald Trump.

Por ejemplo, la encuesta nacional que publicó EL FINANCIERO el lunes pasado, sobre la toma de posesión de Trump, indica que 95 por ciento de las personas entrevistadas en nuestro país está en desacuerdo con la propuesta de cambiar el nombre al Golfo de México y ponerle Golfo de América.

Alineados en contra

Si fuera un tema interno, hablaríamos de que hay un claro consenso en la opinión pública. Pero es un tema que va más allá de nuestra política interna, y la sociedad mexicana parece alineada de un lado en un tema muy polarizante.

Cuando Trump lo mencionó en su discurso de toma de posesión, varias personalidades políticas del lado demócrata se rieron, Hillary Clinton entre ellas. Pero hay que recordar que el cambio de nombres, por simbólico o inútil que pueda parecer a algunos, trae una carga afectiva muy fuerte, y cae como maná del cielo para las bases de apoyo trumpistas.

Basta recordar a la ‘4T’ cambiando el nombre del “Árbol de la noche triste” por “Árbol de la noche victoriosa”, por mencionar uno de varios cambios de nombre a nuestros símbolos.

Imagine que al entrar la ‘4T’ hace seis años hubieran sugerido que el Mar de Cortés (también conocido como Golfo de California) debiera renombrarse como Mar de Cuauhtémoc o algún otro nombre en vez del “conquistador español”. La moción probablemente hubiera contado con amplio apoyo popular.

Varias de las declaraciones y acciones de Trump se topan con una opinión pública mexicana unificada en su contra.

La encuesta de EL FINANCIERO arrojó un 84 por ciento que ve probable la aplicación de aranceles de Trump, y un 87 por ciento que los ve dañinos para el país. El 78 por ciento manifiesta preocupación por las deportaciones de inmigrantes, mientas que 79 por ciento cree que Trump tendrá un trato agresivo hacia México.

El sondeo también arroja un 81 por ciento de opinión negativa hacia Donald Trump, y apenas 6 por ciento de opinión positiva. Todas estas son posturas, si no unánimes, si cargadas hacia uno de los lados. Más aún, en casi todo esto, morenistas y oposicionistas están del mismo lado. Tiende a haber coincidencia.

Por ello, estos datos podrían leerse como un signo de unidad, si fuesen temas internos; pero como asuntos externos, más bien parece que la sociedad mexicana está distanciada de Trump, y eso puede ir repercutiendo en una creciente polarización con el país vecino.

Las formas discursivas de la presidenta Sheinbaum serán clave para amainar o arreciar la animadversión hacia Trump y sus intenciones o acciones.

También podrían tener un impacto en las divisiones políticas internas. Según el sondeo, 79 por ciento de las personas entrevistadas cree que la presidenta Sheinbaum mantendrá firmeza, mientras que 18 por ciento opina que va a ceder a las presiones de Trump.

En este asunto sí hay división partidaria: morenistas están alineados con la percepción de firmeza, y oposicionistas del lado que cree que la Presidenta cederá ante Trump. Es de las pocas divisiones que la encuesta arroja.

No obstante, la polarización que se asoma no es tanto la interna, que ya conocemos, sino la que se está generando en torno a la nueva administración norteamericana, al distanciamiento respecto al presidente Trump, y a los desacuerdos, actuales y potenciales, con su agenda.

Por ello, hay que ir planteando esta otra forma de polarización: tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Trump.

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