Desde San Lázaro

La Línea 12 no volverá a funcionar en la administración de Sheinbaum

El Colegio de Ingenieros de México ha dicho que mientras no se corrijan las fallas estructurales no es recomendable que entre nuevamente en operación la L-12.

El Colegio de Ingenieros de México ha recomendado que mientras no se corrijan las fallas estructurales que tiene el tramo elevado de la Línea 12 y se haga mantenimiento mayor a la parte subterránea, no es recomendable que entre nuevamente en operación la llamada también ‘línea de la muerte’. Y como no hay dinero en las arcas públicas del gobierno capitalino y menos a nivel federal, pues hay que irse despidiendo de este ramal del Metro que aliviaba el martirio de 367 mil capitalinos y mexiquenses que la usaban a diario.

Hay que recordar que el presupuesto del Metro en este año es de 15 mil 81 millones de pesos, cifra inferior en 3.6 por ciento en comparación con lo presupuestado para 2020. Desde el inicio de la administración de la señora Sheinbaum el Metro ha sufrido recortes presupuestarios importantes.

En 2018, tenía 17 mil 548 millones de pesos.

Este dato duro habla de las prioridades que tiene la jefa de Gobierno en torno al presupuesto del Sistema de Transporte Colectivo.

Para volver a operar la Línea 12 se requiere acudir al mercado de dinero en el extranjero para contratar deuda y con ella financiar la reconstrucción, de otra manera no hay forma de echarla nuevamente a andar, en virtud de que el gobierno federal también carece de excedentes para tal propósito.

Este solo es uno de los daños colaterales de la tragedia, el otro es peor para el presidente López Obrador, ya que sus dos delfines más aventajados para sucederlo han quedado tocados, a tal grado que, o se manda al matadero a uno para que el otro, más bien la otra, sobreviva políticamente, o de plano habrá que descartarlos a ambos desde ahora.

La Línea Dorada lleva funcionando desde el 30 de octubre del 2012, por ello resulta absurdo concluir que luego de ese tiempo, la ruptura de las trabes se debió a los defectos en su construcción y no a la falta de mantenimiento mayor.

La responsabilidad de Claudia Sheinbaum es ineludible ya que lleva en el cargo dos años y medio, tiempo suficiente para no solo darle mantenimiento a esa Línea, sino a todo el Metro.

Los accidentes, incendios, inundaciones, fallas eléctricas, carencia de sistemas computarizados para controlar los convoyes, así como las fallas de los sistemas de intercomunicación entre los propios conductores con el cuarto de control central, son una constante en la actualidad.

En cuanto a los responsables de la muerte de 26 pasajeros ocurridas en el siniestro del 3 de mayo, diremos que solo irán al matadero puro chivo expiatorio y no aquellos quienes tienen alguna responsabilidad en esta tragedia.

El 27 de mayo pasado escribimos en este espacio que los chivos expiatorios del siniestro del Metro iban a ser aquellos que no están en el grupo de selectos de la 4T, como el exjefe del gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera y los dos directores que tuvo el Sistema de Transporte Colectivo en esa época, así como la empresa constructora propiedad de Carlos Slim.

Con los dictámenes elaborados por la empresa noruega DNV y el reportaje del New York Times, se confirma lo que todo mundo sabía: que la obra arrastra serios problemas desde su construcción y que también ha adolecido del mantenimiento mayor, sobre todo después del temblor del 19 de septiembre de 2017.

Escribimos hace tres semanas que: “Si usted cree, estimado lector que, al final del día se inculpará a Marcelo Ebrard por la construcción de la Línea 12 y a Claudia Sheinbaum por la falta de mantenimiento, está totalmente equivocado. Tampoco tendrán culpa alguna Mario Delgado por el ominoso manejo de los recursos públicos que se usaron durante la construcción, ni tampoco habrá responsabilidad alguna de parte de Florencia Serranía, directora general, por ser omisa en ordenar el mantenimiento mayor no solo de la 12, sino de todas las demás líneas.

“Estos cuatro personajes serán exonerados de cualquier responsabilidad, por lo que tienen necesariamente que buscar a quién culpar para saciar el hambre de justicia que reclama la sociedad”.

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