La crisis económica derivada de la pandemia por Covid-19 se ha recrudecido por el mal gobierno de López Obrador y si en otros países se está recuperando la economía a niveles que tenía el mundo en 2019, en México el rebote positivo del PIB se ha retraído, lo que significa que a fin de año seguiremos con un PIB negativo.
Las señales que ha mandado el gobierno de AMLO desde el principio de su sexenio con la cancelación del aeropuerto de Texcoco y luego con una serie de acciones que han ahuyentado las inversiones y pulverizado la poca confianza que se tenía en su administración, hasta llegar ahora con el intento de estatización del sector eléctrico que conlleva necesariamente expropiaciones, ha provocado la fuga de los capitales golondrinos y el retiro de inversiones que buscan allende nuestra frontera mejores condiciones para que tengan rentabilidad.
Sin inversiones no hay empleos formales ni pago de impuestos.
Miles de empresarios, desde los que tienen una Mipyme hasta una empresa mediana, han emigrado a otros países, particularmente a Estados Unidos. De hecho, en todos los estados de la Unión Americana que colindan con México han recibido miles de millones de dólares en nuevas inversiones por adquisición de departamentos o en negocios que han creado por lo menos tres empleos y con ello se han ganado poseer la anhelada green card.
Distintos análisis financieros señalan que entre los principales países del mundo, México es líder al registrar la mayor fuga de capitales y de inversión con un valor de más de 21 mil millones de dólares de pérdidas acumuladas entre 2020 y 2021.
Tan solo durante 2020 se registraron retiros de capitales extranjeros en México por 8 mil 832 millones de dólares, mientras que en los dos primeros trimestres de 2021 se han registrado salidas de capital por 12 mil 573 millones de dólares.
La economía mexicana está semiparalizada y los inversionistas nacionales e internacionales esperarán por lo menos tres años para calibrar si el mercado nacional estará en mejores condiciones después de que termine la gestión de López Obrador.
La pérdida de empleos formales y el incremento del número de pobres es el resultado del impacto brutal que ha tenido en la economía y en las familias mexicanas y todo ello debido en primera instancia a erróneas decisiones que ha tomado este gobierno.
La enorme oferta de inmuebles en renta o venta y el crecimiento de la economía informal son solo algunos de los sectores que padecen la crisis económica y que al igual que rubros como el de servicios, manufacturas, turismo, construcción e industria automotriz van en picada.
Desde San Lázaro, el diputado Héctor Saúl Téllez Hernández (PAN) aseveró que México continúa acaparando los primeros lugares a nivel mundial no sólo por la corrupción, muertes por Covid-19 o la creciente tasa de homicidios, sino por la fuga de capitales e inversión.
Dijo que esto sin duda es resultado de una política que hostiga a la inversión y que busca todos los días generar incertidumbre al capital extranjero, pues a pesar del impacto económico de la pandemia por Covid-19, países de América Latina como Chile, Brasil y Colombia están recuperando su inversión extranjera; sin embargo, México, “como los cangrejos, va para atrás”.
De acuerdo con los reportes trimestrales del Banco de México, en solo seis meses se anotan pérdidas mayores a las que se registraron el año pasado, debido al temor y la incertidumbre que generan las decisiones del gobierno y no por causas relacionadas a la pandemia de Covid-19.
“Desde la Cámara de Diputados advertimos que la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, la cancelación de contratos de exploración y producción en el sector energético y recientemente la intentona de impulsar una contrarreforma eléctrica han tenido efectos adversos en la economía”, aseveró.
Agregó que aunque a los legisladores del partido en el gobierno y sus aliados no les gusten los datos estadísticos y defiendan sin razón alguna los ‘otros datos’, es urgente que el gobierno tome las medidas necesarias para garantizar la estabilidad económica del país, pues está en juego el bienestar de las familias mexicanas.