Esa generación que nació en la década de los 50 que ahora rondan los 70 años, están ante un mundo inédito ya que sus condiciones de salud y longevidad son mejores, en términos generales que sus antepasados, por ello disfrutan de una nueva perspectiva de vida en donde se sienten totalmente plenos, productivos y felices.
Claro, esto no quiere decir que adultos mayores de 60 años se encuentren postrados en una cama o una silla de ruedas, sin embargo, la mayoría de esa edad goza de cabal salud.
La transitoriedad y vulnerabilidad de la vida afecta a cualquiera de la edad que sea, pero esos miembros de la ‘juventud dorada’ están ahora en los mejores años de su vida disfrutando de su familia, de su dinamismo físico y de los avances tecnológicos.
Han sido parte de dos mundos: el de antes del internet y el de ahora.
Desde luego, en la medida que crece el ser humano existe un retorno a disfrutar de las cosas más sencillas que ofrece la vida y éstas provocan un éxtasis de emociones. Así, un amanecer, el vuelo de un ave, la música, el amor, la amistad, la familia y tantas otras cosas, lleva la sensibilidad a flor de piel.
Bueno, esta generación de la nueva ‘juventud dorada’ también enfrenta retos en su diario vivir. El principal, generar los recursos económicos para sortear los años venideros y la muerte, con dignidad y fortaleza.
Si bien muchos de ellos tienen ahorros y servicios médicos, producto de sus jubilaciones y pensiones o de algún seguro de gastos médicos; otros, en cambio, carecen de este servicio, que a medida que pasan los años se vuelve indispensable. Por ello es necesario dotarlos por parte del Estado de los servicios médicos gratuitos para tratarse todo tipo de enfermedades.
Tarde que temprano, los más afortunados llegarán a ser adultos mayores y conforme avanza la ciencia médica sus expectativas de vida rondarán fácilmente los 100 años; de ahí que se convierte en una necesidad imperiosa atender a ese sector de la población que a partir del año 2030 serán más de 45 millones de mexicanos que se encuentren en ese rango de edad.
En México hay alrededor de 15.4 millones de personas de 60 años o más, es decir, adultas mayores, que representan 12.3 por ciento de la población total y de acuerdo a proyecciones del Consejo Nacional de Población, para 2030 este segmento poblacional crecería 330 por ciento, mientras que la población joven crecería 45 por ciento.
Desde San Lázaro, la diputada María del Rocío Corona Nakamura (PVEM) impulsa reformas a la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, para establecer que cuando éstas no cuenten con servicios de seguridad social a cargo de las instituciones públicas de salud, su acceso a los servicios de salud en todos sus niveles sea completamente gratuito.
Precisa que los estudios clínicos, medicamentos y demás insumos asociados, no serán condicionados bajo ninguna circunstancia a pagos proporcionales o cuotas de recuperación.
En la propuesta, de reforma al artículo 5°, fracción III, inciso b, publicada en la Gaceta Parlamentaria, estipula que dicho acceso gratuito será en los términos que señala el título tercero bis de la Ley General de Salud.
Expresa que este es un tema muy delicado que, “quienes integramos la actual Legislatura, estamos obligados a solucionar”, y el primer paso es incidir directamente sobre su costo e incluir aspectos precisos para consolidar la gratuidad universal de todos los servicios médicos, medicamentos, insumos, servicios hospitalarios y estudios de laboratorio para atender y proteger su salud.
Un millón 746 mil 125 de adultos y adultos mayores viven solos; de ellos, 43.1 por ciento tiene entre 60 y 69 años, 36 por ciento entre 70 y 79 años, y el resto entre 80 y 90 años. Además, seis de cada 10, es decir, un millón 48 mil 426, son mujeres.
Tres de cada 10 tienen acceso a servicios médicos en el IMSS; 25.4 por ciento se atiende en centros de salud pública, y dos de cada 10 acuden a servicios médicos privados, aunque esto no quiere decir que sean hospitales o clínicas de alta gama, “porque muchos se atienden en consultorios de barrio”.
Tanto en nuestro país como en otras regiones del mundo hay cada vez más ancianos y menos jóvenes, este cambio en la pirámide de la edad de la población mundial obliga a los gobiernos a estar un paso adelante para acondicionar sus sistemas de salud, trabajo, pensiones e infraestructura urbana, entre otros múltiples factores, para atenderlos.