En menudo lío está metido Alejandro Moreno Cárdenas ‘Alito’, por yerros propios y por su pésima gestión al frente del gobierno de Campeche y del mismo PRI, en donde se ha despachado en grande con los recursos del Estado.
Ante la amenaza del gobierno de AMLO de meterlo a la cárcel, previo juicio de procedencia en la Cámara de Diputados para desaforarlo, el diputado Moreno está ante la disyuntiva de mantener su postura y la de su bancada de rechazar la reforma electoral del presidente, o de plano, volverse a doblar, como lo hiciera con la ampliación de la permanencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública hasta 2028.
En declaraciones públicas y privadas, ‘Alito’ jura y perjura que están con la alianza opositora para defender al INE y a la democracia, sin embargo, las presiones, chantajes y amenazas para procesarlo han subido de tono, a tal nivel que ya existe una instrucción superior, para que en la Comisión Instructora se promueva su desafuero a la brevedad.
Lo enigmático del asunto es lo que ocurre al interior de la bancada tricolor, ya que si bien es cierto que apoyan a su líder nacional, también es una realidad que en esta aventura, si es que ‘Alito’ decide de último momento apoyar a la reforma electoral de los oficialistas, la gran mayoría de los legisladores del PRI no lo acompañarán en su decisión.
Es decir, Alejandro Moreno podrá votar a favor de la reforma electoral, que pretende instaurar una dictadura en México, pero la mayoría de sus correligionarios en la Cámara baja la rechazarán, con lo que impedirían que fuera aprobada por ese órgano parlamentario.
Varios diputados del Revolucionario Institucional comentaron a este reportero que la marcha del 13 de noviembre fue una orden incontrovertible de la ciudadanía en defensa de las instituciones electorales y por ello, acatarán ese mandato sin chistar.
El propio Rubén Moreira, segundo de a bordo de los priistas en la Cámara de Diputados, trata de mediar entre las dos posiciones para, por un lado, mantenerse en el seno de los aliancistas, pero por otro lado, defender lo indefendible al marchar al desfiladero junto con ‘Alito’.
Bien hacen Marko Cortés y Jesús Zambrano al esperarse hasta el último momento para observar el sentido del voto de los priistas en el tema de la reforma electoral, para proceder en consecuencia. Si los tricolores la rechazan se consolida y formaliza el bloque opositor conformado por el PAN, PRI y PRD; y si votan por la aprobación de la multicitada reforma, entonces se acaba la alianza y se terminan los órganos electorales autónomos e independientes.
Como se aprecia, ‘Alito’ está entre el cielo y el infierno, entre cumplir su palabra al rechazar la reforma electoral del presidente o de plano, para ganarse su salvoconducto e inmunidad, traicionar nuevamente a sus aliados.
Con eso de que la traición es parte fundamental del ADN de ‘Alito’, muchos de los legisladores de oposición están convencidos de que volverá a las andadas el exgobernador de Campeche.
No fueron de gratis los insultos que recibió Alejandro Moreno en la marcha ciudadana del 13 de noviembre, tampoco los reclamos de buena parte de los priistas que mantienen su defensa del INE y de la democracia.
Lo más sano para los priistas es que se deslinden de su dirigente nacional y convoquen a una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional para nombrar a un sustituto, para luego dar paso a un proceso de democracia interna en donde participe toda la militancia para elegir a su nueva dirigencia.
‘Alito’ nuevamente está contra el paredón y como lo hemos dicho reiteradamente en este espacio, es un cadáver político que apesta y que enferma a todo el priismo.
Con la salida de Moreno del PRI, se obtendrían beneficios políticos a gran escala para los tricolores en virtud de que, volverían a recobrar la confianza de los ciudadanos y más si votan en contra de la reforma electoral del presidente López Obrador.
La próxima semana habrá más luz sobre la decisión que tomará Alejandro Moreno, quien por cierto, está ante la oportunidad de reivindicarse ante la sociedad al mantener el voto de su bancada en contra de la reforma electoral, aunque ello le cueste la pérdida del fuero y de la libertad, pero en tiempos de mártires, bien podría ser uno de la democracia.
Él mismo ha dicho que es un perseguido político y con su encarcelamiento se confirma su aseveración. Bueno eso dice él, aunque lo cierto es que los delitos cometidos a su paso por la gubernatura de su tierra natal, son de tal envergadura que no hay manera que escape de la justicia por la vía legal.