Desde San Lázaro

Puebla ‘maldita’

Luego de la muerte de Martha Érika Alonso y de su esposo Rafael Moreno Valle, se abrieron profundas heridas entre los poblanos que siguen expuestas.

La muerte es fiel acompañante de varios gobernadores de Puebla, estigmatizando a la clase política de esta entidad como una de las más expuestas a que la parca los visite anticipadamente.

De un infarto falleció Miguel Barbosa, quien a su vez, merced a sus declaraciones y comportamiento, fue maldecido por familiares y simpatizantes del matrimonio Moreno Valle cuando estos se desplomaron en un helicóptero que había cumplido en tiempo y forma con las bitácoras de mantenimiento.

Luego de la muerte de la gobernadora constitucional, Martha Érika Alonso y de su esposo Rafael Moreno Valle, se abrieron profundas heridas entre los poblanos que a la fecha se mantienen expuestas y por lo que se aprecia, ante el escenario de llevar a cabo una elección extraordinaria para elegir al nuevo mandatario de la entidad, se mantendrán los poblanos polarizados, particularmente las huestes de Morena y del PAN.

Miguel Barbosa fue el sexto gobernador de Puebla en 10 años y con su muerte vendrá una encargada de despacho, luego un gobernador interino nombrado por el Congreso del estado, para dar paso a otro gobernador constitucional elegido mediante comicios extraordinarios.

Como se observa, ante tanto cambio en la jefatura del Ejecutivo estatal, es imposible diseñar políticas públicas de mediano y largo alcances y menos gobernar con eficacia y probidad cuando el tiempo de finalización del encargo está a la vuelta de la esquina.

En una entidad pujante y boyante como es la poblana, se entorpece su crecimiento ante tanto cambio de gobernador, por lo que no acaba de descollar entre los estados con más desarrollo económico y con mejores niveles de seguridad pública a nivel nacional.

Veremos a quién postula Morena como su candidato para competir en la elección extraordinaria, aunque en estos momentos se habla del senador Alejandro Armenta o del pastor de las ovejas en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, a quien por cierto muchos de sus compañeros de bancada no lo quieren e incluso, dicen algunos, el propio presidente López Obrador ya le perdió la confianza por permitir que los “duendes” alteraran su plan B, que a estas alturas ya estuviera aprobado si las rémoras del oficialismo en la Cámara baja, léase PT y PVEM, no le hubieran metido los dientes.

Es tal el encono que ha generado Ignacio Mier entre los diputados morenistas, que enfrenta varias querellas de sus correligionarios, como es el caso de la diputada de Morena, Adela Juárez, quien se dice perseguida por el poblano.

El ‘delito’ de la legisladora morenista fue haber votado en contra de la reforma electoral del presidente y con ello se ganó el repudio de la bancada y en particular de su coordinador parlamentario.

“Es mi derecho a ejercer la libertad de pensamiento y de expresión. Votar en contra de una reforma no es traicionar al pueblo ni fallarle, porque yo no lucho por el poder, sino por el pueblo, yo no lucho con violencia, sino con la voz del pueblo. Nosotros como diputados y diputadas nos debemos al pueblo y antes que simplemente levantar la mano, debemos de actuar con principios y valores y bajo la tesitura de lo que más beneficie a la gente”, dijo la morenista para justificar el sentido de su voto.

Ramos Juárez denunció que Ignacio Mier “ha generado un ambiente de odio y encono contra mi persona y ha mandado amenazarme, por lo que lo hago responsable de cualquier cosa que me suceda a mí, a mi familia y a mis amigos”.

“El único ejemplo que da Mier Velazco, es de corrupción e ineptitud. Compañeros diputados, debemos exigir la remoción del legislador Ignacio Mier, como coordinador de nuestra bancada y nombrar a alguien que trate a todos por igual y que ame la transformación y quiera el proyecto”, expresó la diputada de Morena.

Por el bien de los poblanos y por romper la cadena de muerte prematura de sus últimos gobernadores, sería ideal que, por un lado, los panistas alisten sus mejores cuadros para alcanzar la candidatura de su partido que lo represente en la elección extraordinaria para gobernador y por el otro, que el presidente López Obrador se deje de simulaciones con eso de querer ocultar el dedazo con encuestas amañadas y elija a un buen candidato alejado de la estela de violencia y corrupción que acarrea, verbigracia, Ignacio Mier.

Veremos cómo se desenvuelve el próximo capítulo de la crónica de una entidad maldita como la poblana, agobiada por el tufillo del sospechosismo y por enfermedades terminales de sus gobernantes.

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