Más cerca de los dictadores de la región y más lejos de los demócratas.
La entrega de la máxima distinción, la Orden del Águila Azteca que otorga el gobierno mexicano a un extranjero, fue para el dictador cubano Miguel Díaz-Canel y con ello, AMLO se colocó del lado equivocado de la historia, al condecorar a un violador sistemático de los derechos humanos.
Coincido con el periodista Jorge Ramos, cuando advierte sobre el yerro del presidente mexicano, ya que es una vergüenza y una traición a los derechos humanos, condecorar a un brutal dictador como Díaz-Canel, responsable de asesinatos, torturas y prisioneros políticos.
“Cuba es una dictadura desde 1959, Amnistía Internacional reporta prisioneros políticos, detenciones arbitrarias y ausencia de prensa independiente. No hay elecciones libres ni multipartidistas. Díaz-Canel es un brutal dictador y México no debe ser cómplice”, señaló Ramos.
Esta proclividad de AMLO hacia los miembros del Foro de Sao Paulo, al cual pertenecen los gobiernos cubano, venezolano y nicaragüense, tan solo para nombrar algunos, se manifiesta en diversas acciones de apoyo a los mandatarios de esos países y cada vez que puede ha pretendido exportar la ideología neomarxista que sirve de base en el establecimiento de los principales dogmas de esta organización internacional.
Hace unos días, se supo de la incorporación de un exfuncionario del gobierno chavista a la Secretaría de Educación Pública (SEP), en donde cobra como titular Leticia Ramírez, en el diseño de contenidos educativos.
El venezolano Arturo Loaiza Escalona labora desde el año pasado como subdirector de Materiales Educativos de la SEP, área encabezada por el controvertido Marx Arriaga.
Este funcionario participa en la innovación de los libros de texto gratuitos de la educación básica.
Diversos expertos en el tema coinciden en señalar que no se debería tener a pensadores e ideólogos de derecha o de izquierda, ni neomarxistas, ni neoliberales, redactando libros de texto, sino a psicólogos en aprendizaje y expertos en pedagogía.
Los maestros y maestras mexicanas deben ser ajenos a los adoctrinamientos políticos y por consecuencia, a hacer lo mismo con sus alumnos.
El tema no es menor y requiere la máxima atención, tanto de las propias autoridades educativas como del Congreso, en donde, por cierto, ya surgió la propuesta de emitir un Punto de Acuerdo para que los contenidos en los libros de texto sean realizados por expertos en pedagogía y no por “sembradores del odio”.
La diputada federal Ana Lilia Herrera Anzaldo (PRI) exhortó a la SEP a garantizar que los libros de texto gratuitos preserven la integridad y neutralidad requeridas para mantener la calidad pedagógica y a evitar incorporar elementos ideológicos que vulneren los derechos de las niñas, niños y adolescentes a recibir educación de excelencia.
Indicó que con ese fin impulsa un Punto de Acuerdo, ya que es imprescindible comprender que estos materiales educativos constituyen un componente fundamental de la educación básica en México.
La también presidenta de la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia, aseguró que son herramientas pedagógicas que construyen el pensamiento crítico en el aprendizaje de los infantes.
La alerta tomó relevancia al ver en la conformación del organigrama de la SEP, a personas extranjeras que se encuentran adscritas a la Dirección de Desarrollo e Innovación de Materiales Educativos, hecho que genera especulación sobre la neutralidad de los textos.
La irrupción de la pandemia por Covid-19, mantuvo cerrados los planteles educativos y por ende se retrasaron los planes para modificar los contenidos de los libros de textos para educación básica, sin embargo, el proyecto para adoctrinar a los estudiantes en contenidos neomarxistas y en panegíricos a favor del presidente López Obrador, avanza a marchas forzadas y se vislumbra como un “legado de la 4T para la niñez y la juventud mexicana”.
De todos los males y daños que ha causado la autonombrada 4T a los mexicanos, está el abandono de la educación, que se recrudeció con el nombramiento al frente de la SEP de dos personajes que carecen del perfil profesional y académico para llevar en sus hombros esa responsabilidad, me refiero a Delfina Gómez y a Leticia Ramírez, quienes permitieron la irrupción de extranjeros con la misión de sembrar la semilla de la discordia y la emancipación, con base en argumentos dolosos, sesgados e ideológicos.