El PRI de Alejandro Moreno no es rentable electoralmente para el PAN y el PRD, ya que la lealtad de este personaje no está con ellos y más tarde que temprano, volverá a traicionarlos.
Los mismos militantes tricolores están sentados en un barril de pólvora, debido que esa ambivalencia de su máximo dirigente, por decirlo de manera elegante, los ha llevado a conseguir los peores resultados en las elecciones para gobernador en donde han participado.
Lo hemos dicho varias veces en este espacio, Alito es una carga muy pesada para el Revolucionario Institucional y representa un lastre que cada vez más hunde a ese partido, con la complicidad de varios priistas de prosapia que buscan mantenerse en sus posiciones de privilegio, en lugar de sacudirse el marasmo, la complacencia y la conveniencia.
Son tan cortos de miras que solo logran apreciar el interés personal inmediato y salir en las próximas listas para un cargo de representación popular, en lugar de asumir su responsabilidad histórica de salvar al PRI de la pérdida de las prerrogativas a nivel nacional.
No se han dado cuenta que ahora son considerados como un partido político pequeño, en virtud de que sus porcentajes de votación no rebasan 10 por ciento a nivel nacional y con la derrota que sufrirán en el Estado de México en la elección de gobernador, caerán todavía más en las preferencias electorales.
La perniciosa connivencia de coyuntura que se ha dado nuevamente en la Cámara de Diputados entre Morena y el PRI, en torno a la eliminación de diversas atribuciones al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ha puesto en evidencia la lealtad del PRI a la causa de los aliancistas, ya que deberían alejarse de cualquier relación con Morena y sus rémoras para evitar el sospechosismo y la misma traición.
Resulta inconcebible que las minorías conformadas en el Congreso por morenistas, petistas y verdes se hayan opuesto al agandalle que buscan hacer Morena y el PRI para acotar en sus atribuciones al Tribunal Electoral.
Varios sindicatos empresariales, así como la Barra Mexicana de Abogados se sumaron a las críticas de la reforma para limitar las funciones del máximo Tribunal Electoral del país.
Ante la posibilidad de carecer de la mayoría para darle otro golpe a la democracia, Morena y el PRI están en el proceso de elaborar un nuevo dictamen para que sea aprobado por los legisladores inconformes.
En todo este affaire, los diputados de Movimiento Ciudadano se han mantenido firmes en cuanto al rechazo a la reforma, y ello habla de un partido político congruente con su postura de resistir a todos los intentos del oficialismo por mellar la democracia y por sembrar obstáculos al por mayor para que no haya posibilidad de la alternancia en el poder.
MC de Dante Delgado ha sido mucho más congruente con mantenerse en el bloque opositor que el propio PRI de Alito, que cambia de bando como calzones de suripanta.
El propio Dante Delgado ha reiterado que ellos irán solos en las elecciones presidenciales del próximo año, ya que esta postura les ha granjeado más votos que ir en una alianza con otros institutos políticos; sin embargo, si lograran construir un acuerdo con el PAN, PRD y la sociedad civil, sin duda serían más competitivos.
Ya que una cosa es aspirar a tener un rango de votos de entre el 10 y 13 por ciento de la votación, y otra, ganar la elección.
Esa sociedad civil activa que marchó el pasado 13 de noviembre y el 26 de febrero de este año reclama a los partidos políticos dejarse de egoísmos insanos y pensar en el bien de la nación al coaligarse para presentarse a la elección presidencial con un candidato único.
En ese sentido, las huestes de Dante Delgado deberían asumir una actitud más humilde y buscar esa anhelada alianza con el PAN y el PRD, en principio de cuentas.
En lugar de mantener una alianza con el PRI que está suspendida por alfileres, Marko Cortés y Jesús Zambrano están obligados a estirar la liga para dar cabida a Movimiento Ciudadano como el tercer invitado de los aliancistas.
Ideológicamente y doctrinalmente están más cerca los blanquiazules y amarillos con los naranjas, que con los tricolores y más aún, cuando Alito los ha traicionado varias veces.
El tiempo pondrá a cada quien en su lugar, pero de seguir la alianza de los panistas y perredistas con los priistas, seguro perderán la elección presidencial y buena parte de los cargos de elección popular que estarán en juego.