El peor escenario que le podría pasar al presidente para instaurar su obradorato, es decir, mantener el poder más allá de que termine su sexenio a través de interpósita persona, es que la oposición se presentara unida con la sociedad civil a la elección presidencial con una candidata o candidato con personalidad sui generis, que reúna múltiples atributos para apabullar las fortalezas del tabasqueño y de su corcholata elegida.
Así es, la panista Xóchitl Gálvez gradualmente fue ganando espacios en el ánimo de la gente para llegar a la antesala de la Presidencia. Una posición privilegiada que ni ella creía tener hasta hace unas semanas, cuando empezó a repetirse su nombre en los principales corrillos políticos y sobre todo entre la gente, que no solo la ve con los tamaños para sacar a Morena del poder, sino también para recomponer el rumbo del país y encauzarlo por el camino de la institucionalidad, de la inclusión social y para sacar de la ignorancia y marginación a más de 60 millones de mexicanos.
Tal como ocurre con ‘Superman’, el superhéroe por antonomasia de los cómics, con la ficticia kriptonita (el antídoto a sus vastos poderes), le está sucediendo a AMLO con Xóchitl, quien por meses evadió diversos cuestionamientos sobre el activismo de la exdelegada de Miguel Hidalgo, hasta llegar a cerrarle las puertas de Palacio Nacional, no obstante existir una orden judicial para que se le permitiera ejercer su derecho de réplica ante diversos infundios pronunciados por el jefe del Ejecutivo federal.
El significado de que una persona sea la Kriptonita de alguien, es que cuando te miran, te desarman hasta hacerte sentir diminuto.
Y por si fuera poco, también irrumpe en el escenario político la experiodista Lilly Téllez, quien se envuelve en la bandera de la reivindicación de la justicia, al amenazar con llevar a los tribunales a todos aquellos infractores que ostentan cargos públicos en esta administración, empezando con el presidente.
Estas dos belicosas mujeres, juntas o por separado, pueden hacer trastabillar al poderoso proyecto hegemónico que pretende instaurar el totalitarismo en México, porque tienen enormes atributos políticos y personales del que carecen los del oficialismo, como la probidad a toda prueba, una trayectoria política exitosa y un patrimonio construido con base en la cultura del esfuerzo, sobre todo Xóchitl Gálvez, quien, además, no se amedrenta ante nada y no tiene “pelos en la lengua”, ya que no le saca a esgrimir elaborados argumentos, incluso con el uso de palabras altisonantes para fijar su posición.
Todos los insultos y mentiras endilgados por el tabasqueño contra la hidalguense, han sido contestados puntualmente y no solo eso, en una actitud medrosa y timorata el presidente López Obrador le impidió entrar a su Palacio Nacional, porque le “hubiera faltado el respeto”, como si no fuera él mismo quien demerita la figura presidencial.
Desde luego, no está limpio de escollos el periplo que seguirán ambas aspirantes, sobre todo porque buena parte de esos obstáculos los pondrán los mismos dirigentes del PRI, PAN y PRD, quienes tratarán a toda costa de imponer a uno de los suyos como candidato presidencial y con ello a la camarilla que lo apoyan.
Si Lilly Téllez confía en demasía en Marko Cortés, podría decirse que se pasa de ilusa, debido a que hay sobrados ejemplos de actos traicioneros contra militantes distinguidos.
Lo mismo ocurre con Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, que no descansará en conseguir posiciones en el Congreso para seguir disfrutando del fuero y con ello evitar que la justicia lo atrape por sus fechorías.
La fuerza con la que llegan ambas mujeres opositoras al régimen, es precisamente la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones de la alianza Va por México, conformada por el PAN, PRI y PRD, además de que el candidato o candidata nominado por ellos, saldrá de un proceso democrático tamizado por una elección primaria y los resultados de las encuestas.
Ello, de suyo, le da de entrada un rango de votos al abanderado presidencial de la oposición de 15 millones de votos, que son los mismos con lo que arrancaría la corcholata nominada por AMLO.
Por eso decimos que se le hizo bolas el engrudo al presidente para encumbrar con sus desplantes autoritarios a Xóchitl Gálvez hasta la antesala de la Presidencia de la República.
Las 150 mil firmas de apoyo que requieren para pasar la primera etapa, las alcanzan ambas panistas, Xóchitl y Lilly, sin ningún contratiempo y sin gastar las toneladas de dinero que están haciendo las corcholatas; y luego, pasar por la coladera de las encuestas para llegar a la elección primaria, tampoco representará ningún problema, caso contrario sucedería con los aspirantes tradicionales emanados del PAN, como Santiago Creel o del PRI, como Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid, por citar algunos, quienes para subir en las preferencias del electorado, tendrían que abrir la chequera de forma grosera, al tiempo de usar las estructuras partidistas a su favor.
Como escribimos en otra colaboración, la oposición le ganó la agenda pública a AMLO, con el innovador proceso democrático de selección de su candidato y más ahora que emergieron con mayor fuerza Xóchitl y Lilly para buscar la alternancia en el poder en 2024.