Desde San Lázaro

Lilly Téllez se equivocó

Lilly Téllez se equivocó al no cuidar al bloque opositor con el precipitado anuncio de su dimisión y por darle armas al presidente López Obrador para hacerlos polvo.

Lilly Téllez se equivocó e hizo más daño al bloque opositor, que las mañaneras de todo un mes.

Vamos por partes.

A unas cuantas horas de que la oposición ganara la agenda pública a AMLO con el anuncio del método de selección de su candidato presidencial, que incluye la realización de elecciones primarias, la senadora panista les mete un autogol con su dimisión y con ello borra la ventaja alcanzada por los oficialistas.

La disolución del consejo electoral ciudadano que se había conformado para organizar las elecciones primarias con las que se postularía a su candidato a la Presidencia, fue otro torpedo que dio en la línea de flotación del barco opositor que había reencauzado el rumbo al 2024.

Estos dos autogoles de la oposición encueraron las limitaciones y las confrontaciones que ocurren entre los partidos políticos que componen la Alianza por México y el Frente Cívico Nacional, ya que no puede exigirse en tan corto plazo a los aspirantes ciudadanos o incluso con militancia partidista, recabar 150 mil firmas de apoyo para pasar a la siguiente etapa.

Más allá de estas escaramuzas, en el fondo prevalece el agandalle de Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano por no dejar pasar a aquellos suspirantes que son ajenos a las nomenclaturas de poder de los partidos políticos que dirigen.

Desde luego, Lilly Téllez se equivocó al no cuidar al bloque opositor con el precipitado anuncio de su dimisión y por darle armas al presidente López Obrador para hacerlos polvo.

Las formas y los tiempos son esenciales en política y con la  precipitada renuncia de la senadora panista a su aspiración, observamos a una política bisoña y poco racional.

Lilly Téllez se equivocó y su decisión agravió al proyecto que intentaba representar.

Así como se encumbró, se ha precipitado y solo una reconsideración de último momento que corrija su errónea decisión, podría resarcir el daño ocasionado, en tanto, diremos que la estela de luz de Lilly Téllez se ha perdido en el firmamento.

En la columna de ayer semblanteamos la posibilidad de que Xóchitl Gálvez fuera acompañada por Lilly para alcanzar la candidatura presidencial por parte de los opositores, pero ante los últimos acontecimientos es mejor que la hidalguense camine sola en ese periplo.

Si Téllez se hubiera aguantado su molestia y exponerla en privado a Marko, ‘Alito’ y Zambrano y de no haber una reconsideración a los requisitos exigidos a los suspirantes, entonces sí, hacer el anuncio de renuncia a sus aspiraciones, pero ello después de que permeara entre la ciudadanía la propuesta democrática de las elecciones primarias.

Todo lo que pasa en el mundillo de la política da risa y coraje a la vez; cada paso en falso o yerros en cualquier frente, provoca la hilaridad y la burla o la preocupación y la angustia. Lo mismo observamos en el ánimo del presidente y sus corcholatas, que en el frente opositor más ahora que acaba de anunciar su método de selección, se desbarata su “mini INE” y una de sus aspirantes más destacadas dimite. El hecho fundamental es que en lugar de resolver los problemas más acuciantes por los que transita el país, el presidente de la República se la pasa enfundado con la casaca de Morena para denostar a sus adversarios.

La guerra entre los aspirantes del oficialismo va en aumento y el código de conducta firmado por las seis corcholatas, resultó muerto ya que en lugar de privilegiar la unidad y evitar la beligerancia, se estan haciendo pedazos.

En el cuartel de Claudia Sheinbaum están desesperados porque ya sin el cargo público y sin el poder que ello representa como el manejo de un vasto presupuesto y de los medios de comunicación, pues nomás la científica no levanta. Su campaña disfrazada de una cruzada para defender a la 4T, es más mediocre que la de un síndico de un pequeño municipio.

El pago de encuestas a modo, en las cuales le dan una diferencia de dos dígitos a la exdelegada de Tlalpan por encima del canciller, es otra desesperada estrategia para intentar cubrir lo evidente.

Para nadie es un secreto que, tal vez, la señora tenga algunas virtudes, pero el de la personalidad luminosa, el carisma, la oratoria y la empatía con las masas, pues nomás no se le da.

Con el intento de ser un clon de su jefe, tanto en el discurso como en sus poses autoritarias, se ha desdibujado la exjefa del gobierno capitalino y ello, de suyo, le aumenta la presión a su “Jefe” ante el riesgo evidente e inminente de que, si ella es la corcholata ungida, pues nomás no hay forma de que gane la elección presidencial.

Por ello, AMLO refuerza su presencia como jefe de campaña de sus corcholatas, para, por un lado, darle oxígeno a Sheinbaum y por otro, tupirle a la oposición con todo.

En fin, se han desinflado dos mujeres que pudieron ser presidentas de México, una, Lilly Téllez, por decisión propia; y otra, Sheinbaum, por sus limitadas capacidades.

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