No fue el pueblo quien escogió a quien será la candidata presidencial de Morena y rémoras, tampoco fue el supuesto manejo imparcial de las casas encuestadoras que participaron en el ejercicio final y menos el engañoso piso parejo que impedía la cargada del oficialismo en favor de Claudia Sheinbaum; todo fue producto de una farsa, de una simulación para disfrazar el ‘dedazo’ de Andrés Manuel López Obrador, al más puro estilo de los presidentes emanados del PRI.
Ahora que se confirmó el ‘dedazo’, surge el cuestionamiento inmediato: ¿cuál será el derrotero que tomará Marcelo Ebrard? Sobre todo porque quedó en evidencia que fue sobajado por quien no se caracteriza precisamente por presumir cualidades de lealtad y agradecimiento, ya que como se recordará el ‘carnal’ se hizo a un lado para que AMLO fuera jefe de Gobierno de la capital del país y luego para dejarlo pasar como candidato presidencial.
Ebrard tiene tres caminos. Uno, apechugar y respetar la voluntad del presidente y con ello recibir su premio de consolación; dos, rebelarse y buscar la candidatura presidencial por Movimiento Ciudadano de Dante Delgado; y tres, retirarse de la vida política.
AMLO ha puesto en riesgo la continuidad de su proyecto político para el 2024, ya que Claudia será deglutida por Xóchitl, quien es muy superior tanto en sus capacidades personales, como políticas, amén de que a pesar de no ser ‘científica’, posee las cartas credenciales como ingeniera para vencer a la exdelegada de Tlalpan.
De las lecturas del destape de la corcholata favorita del presidente, destacan varias que fueron fundamentales para concretar una decisión que estaba tomada desde hace varios años.
La operación política desde las altas esferas de Morena en favor de la exjefa del Gobierno capitalino, fue evidente, a tal nivel que, tanto Mario Delgado como Citlalli Hernández, desplegaron todas sus ‘capacidades’ institucionales, partidistas y personales para ‘convencer’ a los gobernadores emanados de ese partido, del PVEM y PES, en detrimento de las otras corcholatas, particularmente de Marcelo Ebrard.
Para nadie es un secreto que esa nomenclatura partidista de Morena no simpatiza con el excanciller, ni tampoco con Adán Augusto López y por ello se abocaron con todo para favorecer a Claudia, a pesar de las supuestas instrucciones superiores que se dieron en el sentido de mantenerse imparciales en el proceso para dar paso a que permeara la voluntad del “pueblo bueno y sabio”.
El derroche de recursos públicos y privados, amén de los canalizados por el crimen organizado, según palabras del senador Emilio Álvarez Icaza, permitió mantener la presencia publicitaria de Sheinbaum en las principales ciudades del país, las cuales estuvieron tapizadas de espectaculares, bardas y todo tipo de publicidad itinerante.
No se escatimó ningún tipo de gasto, faltaba más, por ello los gobernadores dispusieron de partidas generosas para apoyar lo que parecería una instrucción presidencial, ya que la mayoría de los principales colaboradores del presidente que despachan en Palacio Nacional, transmitían las ‘instrucciones del patrón’ a los mandatarios estatales, empresarios, legisladores y en general los operadores políticos que tiene Morena.
Claro, hasta hoy se conocerá oficialmente el nombre de la corcholata destapada y salvo que ocurra un milagro, será desplazado Marcelo Ebrard para dar paso a Claudia Sheinbaum, aunque para algunos todavía tiene sus veladoras prendidas Adán Augusto, para irrumpir como el bueno, y con ello evitar el choque de trenes que se avecina entre los punteros, aunque la realidad es que el extitular de la Segob, no solo no creció en las encuestas, sino que fue rebasado por su correligionario Gerardo Fernández Noroña, quien logró colocarse en tercer lugar en las cifras finales de varias de las casas encuestadoras elegidas.
Si no hay una decisión que revierta el resultado, Claudia Sheinbaum se enfrentará contra Xóchitl Gálvez, candidata del FAM y con ello estaremos ante un resultado inédito, ya que por primera vez México tendrá una mujer presidenta, tal como lo auguramos en una columna que publicamos el 27 de noviembre de 2020 en El Financiero, que intitulamos “Una mujer será la próxima presidenta de México”.
Existe otro factor, también de características sin precedente alguno, y es que ambas candidatas presidenciales han tenido el mismo jefe de campaña. Así es, Andrés López Obrador encumbró a las dos señoras, Xóchitl y Claudia, a la antesala del poder.
A una la cobijó desde que era una colaboradora bisoña cuando fue jefe de Gobierno de la CDMX; y a la otra, con sus desplantes, soberbia, insultos y calumnias, la catapultó, en dos meses, a ser una candidata muy competitiva para buscar la alternancia en el poder.
Cuando la oposición se encontraba huérfana al carecer de un candidato presidencial de oposición, AMLO sacó de la chistera a una candidata opositora que no le permitirá descansar en su retiro.