Desde San Lázaro

Morena se come sus propios intestinos

La sucesión adelantada por la presidencia de la República y la nominación de Claudia Sheinbaum, desencadenaron la guerra entre los morenistas.

Se creen con todo el derecho de controlar a Morena y palomear las listas de aspirantes a las ocho gubernaturas y la jefatura de Gobierno de la CMDX, que estarán en disputa el próximo año, al tiempo de pretender imponer a los suyos, en las listas de pluris para el Congreso, todo esto sin considerar la opinión final del líder moral del movimiento y de quien ostenta el bastón de mando.

La sucesión adelantada por la presidencia de la República y la nominación de Claudia Sheinbaum, desencadenaron la guerra entre los morenistas, porque las primeras decisiones que ha tomado la exjefa del gobierno capitalino, particularmente por apoyar a Omar García Harfuch, van en contra de los intereses de los ‘puros’, que son los fundadores del Movimiento de Regeneración Nacional.

No crea, estimado lector, que se trata de una pugna ideológica entre los ‘puros’ y los ‘impuros’, sino de una vil lucha por el poder, en la cual no hay reglas, por lo que se vale de todo para agandallarse los principales puestos de elección popular, particularmente en el principal bastión de Morena en el país y que es precisamente la Ciudad de México.

Independientemente de la ‘inteligencia artificial’ de Martí Batres, diremos que algunos de los principales liderazgos de Morena en la Ciudad de México responden a sus indicaciones a tal nivel que son capaces de ausentarse en los mítines de la doctora, verbigracia, el Estadio Azul o ir en contra García Harfuch.

La autenticidad o no de un supuesto audio de Batres, para muchos analistas no tiene relevancia porque se sabe que tiene la desconfianza de la doctora, desde que prácticamente fue nombrado como secretario general de Gobierno de la CDMX, luego de la derrota electoral que sufrieron Morena y rémoras, al perder nueve de 16 alcaldías de la capital en 2021.

Un hecho relevante que apuntala la anterior aseveración es que cuando ella renuncia a la jefatura del gobierno capitalino para buscar la nominación presidencial, se nombra una trilogía de personajes: Martí Batres, Omar García Harfuch y Luz Elena González para quedarse como encargados de despacho.

Claudia Sheinbaum sabe que tiene al enemigo en casa, pero eso no le quita el sueño y menos ha incidido ese traicionero movimiento en frustrar su candidatura presidencial, al contrario, ha sido muy inteligente para llenarle el ojo al presidente de México, sin necesidad de grillas y politiquería.

En una actitud machista y soslayando las capacidades de la doctora, ese grupo de ‘puros’ que se resisten a perder sus cotos de poder que tienen en la capital, se han lanzado a una confrontación abierta contra quien se les ponga enfrente para preservar las canonjías que ostentan en la mayoría de las alcaldías del ex Distrito Federal.

Hay que decirlo con todas sus letras, a Omar García Harfuch no le afecta la guerra sucia de que es objeto por el ala del radicalismo, ya que cuenta con el total respaldo de Claudia Sheinbaum y si fuera el caso de que pierda la posibilidad de ser el abanderado del oficialismo para la CMDX, podría tener diversas encomiendas en el próximo gobierno que van desde el Senado hasta la Fiscalía General de la República, pasando por la Secretaría de Seguridad Pública Federal.

En caso de que fuera Clara Brugada la elegida, no sería una derrota para quien tiene el bastón de mando, porque seguramente habría sido un movimiento consensuado con el presidente López Obrador.

Ni le suma ni le resta al capital político de Sheinbaum la nominación de uno u otro aspirante para la capirucha por Morena, lo que sí quedará en evidencia será el papel que juegan algunos de sus correligionarios en aras de proteger sus intereses políticos y de sus compinches.

La guerra intestina que se vive en el partido en el poder en varias entidades del país, esa sí afecta enormemente al proyecto político de la 4T, toda vez que compromete la victoria electoral en las elecciones más concurridas de la historia.

Si bien es cierto que Sheinbaum lleva una ventaja de dos dígitos sobre Xóchitl Gálvez, también es una realidad que en cualquier momento esos porcentajes se pueden mover rápidamente, en función de varios factores, como precisamente el desprendimiento de aquellos desplazados en las nominaciones del oficialismo.

Si ya, con la amenaza de que Marcelo Ebrard abandonará las filas de Morena y el cobijo del presidente, se enturbia el horizonte para Claudia, no quiero imaginar qué pasaría si Movimiento Ciudadano empieza a cachar a esos inconformes para ponerles la camiseta naranja y con ella disputar las nueve gubernaturas, los cargos de representación popular en el Congreso federal e incluso la presidencia de la República.

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