Desde San Lázaro

Cero presupuesto etiquetado para Acapulco

La única tabla de salvación que tiene Acapulco para levantarse es el apoyo de la iniciativa privada y de las organizaciones de la sociedad civil.

Si no hay presupuesto etiquetado para la reconstrucción de Acapulco por el paso de Otis es pura demagogia, es decir, solo serán promesas y mentiras en torno al rescate de, no solo del puerto, sino de otros 46 municipios afectados.

De la promesa oficial de que serán 61 mil millones de pesos para Guerrero, solo quedará en apoyos indirectos producto de la exención de impuestos o el impago de la electricidad y otros apoyos gubernamentales en cuanto a la prórroga del cobro de los servicios públicos o el adelanto del pago de los programas sociales y párele de contar.

Según estimaciones preliminares, el costo de los daños en Guerrero asciende a 20 mil millones de dólares y lo que se pretende canalizar en el Presupuesto de 2024 en cuanto a recursos etiquetados es igual a “cero pesos”, ya que la mayoría de Morena y sus aliados en la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, no obstante de tener a la mano, con los recortes planeados por 13 mil 262 millones de pesos a órganos autónomos, no consideraron aprobar algo para los damnificados y la reconstrucción de Acapulco.

No crea, estimado lector, que los diputados del oficialismo se mandan solos, al contrario, la línea es no cambiarle ni una coma al Presupuesto del presidente y por ello se abstuvieron de etiquetar recursos de otras partidas destinadas para la población afectada por Otis.

La única tabla de salvación que tiene ese destino turístico para levantarse, es el apoyo de la iniciativa privada y de las organizaciones civiles de la sociedad, quienes están dando muestras de grandeza al socorrer a los damnificados con agua y alimentos, además de materiales de reconstrucción, al tiempo de disponer de recursos económicos para la contratación masiva de acapulqueños en tareas de reconstrucción.

Desde luego, ante el tamaño del desastre, pasarán varios años para que Acapulco esté en condiciones mínimas para operar, sobre todo si el principal problema que afecta a sus habitantes es la inseguridad pública que se ha recrudecido después del paso de Otis.

Diversos líderes empresariales locales y nacionales, coinciden en que la condición más importante que requieren para volver a invertir en Acapulco es la seguridad pública y esta no solo brilla por su ausencia, sino que la autoridad de los tres niveles de gobierno ha sido omisa y cómplice al alentar la rapiña.

El gobierno de López Obrador ha fallado en esta asignatura con una estrategia fallida para combatir a los criminales en todo el país y que, por supuesto, no escapa Guerrero y menos Acapulco, destino que ha padecido el embate de los criminales por los menos en los últimos cinco años.

En Guerrero gobierna el hampa, los graves casos de la barbarie y la violencia se recrudecen en varias regiones de la entidad como en Chilpancingo, la capital del estado.

Con la llegada de la actual gobernadora, Evelyn Salgado, el crimen organizado tiene manga ancha para hacer de las suyas y ni la Guardia Nacional, el Ejército o la Marina hacen gran cosa para combatirlo.

Las policías estatales y municipales están infiltradas, coludidas y en el mejor de los casos, están atadas de manos por instrucciones superiores para hacerle frente a los malosos, dejando a la población civil totalmente indefensa.

No hay nadie que se salve de los delincuentes, ya que son extorsionados desde los dueños de los expendios hasta los grandes empresarios del puerto.

Acapulco ha resurgido varias veces de las cenizas como el Ave Fénix, empero en esta ocasión será todavía más difícil, toda vez que no hay autoridad municipal, estatal y federal que los ayude en la reconstrucción y la prueba fehaciente es el presupuesto “cero” que destinará el gobierno de la 4T para ellos; y menos alguien que los proteja en sus vidas y sus bienes ante el crimen.

Desde el Congreso federal, los diputados de oposición están proponiendo una “tregua” en las obras prioritarias del presidente, como Dos Bocas, Tren Maya y el AIFA, entre otras, para usar esos excedentes y parte de los fideicomisos del gobierno para etiquetarlos en el presupuesto del próximo año para Acapulco y los 46 municipios de Guerrero que resultaron dañados.

Con esta medida se podrían reunir hasta 200 mil millones de pesos, adicionales a los supuestos 61 mil millones que prometió el gobierno federal.

Desde luego, Morena y sus rémoras tienen la mayoría simple en el Congreso, pero carecen de la mayoría calificada para aprobar el Presupuesto y si a eso le sumamos que los legisladores afines a Marcelo Ebrard se han mostrado reacios a sumarse al oficialismo, pues podría darse la sorpresa para que los damnificados de Otis cuenten con recursos públicos directos para levantarse ante la adversidad.

Veremos en qué termina esto, mientras tanto seguirán los días y las semanas pasando muy lenta y cruelmente para los damnificados, en tanto, continuará el reparto de culpas y los fuegos de artificio desde Palacio Nacional para desviar la atención sobre el escaso apoyo del gobierno.

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