Si el día de hoy presenta su renuncia Reyes Rodríguez Mondragón como presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), habrá capitulado la justicia electoral a manos del absolutismo presidencial.
No solo se trata de una lucha de poder entre los cinco magistrados del máximo tribunal electoral, sino de la permanencia del régimen democrático que se ve como nunca amenazado en su corta historia por el presidente López Obrador, que pretende tener el control de las máximas instancias electorales en la víspera de las elecciones más concurridas de la historia.
Los magistrados Felipe Fuentes Barrera, Felipe de la Mata y Mónica Soto, cayeron redonditos en las redes y la seducción del Poder Ejecutivo, pues con el pretexto de la “pérdida de confianza” solicitaron la renuncia del presidente del TEPJF.
La movilización de la sociedad civil para impedir que se coma de una tarascada el totalitarismo al tribunal, representa esa defensa a ultranza de las instituciones que le dan viabilidad a la nación hacia el futuro.
Preservar la independencia y la autonomía de los órganos electorales es vital para la defensa de la democracia y ello es precisamente lo que está en juego en la pugna interna que se da entre los magistrados del Tribunal Electoral.
De ninguna manera debe renunciar el presidente magistrado, Reyes Rodríguez, y menos dejar que ocupen su lugar esos caballos de Troya que está metiendo la 4T en los organismos autónomos del Poder Ejecutivo y que fungen como auténticos contrapesos.
Vamos a plantear un caso hipotético, pero real, de que Xóchitl Gálvez gane la elección presidencial a pesar de la actuación del INE de Guadalupe Taddei, pues el oficialismo exigirá al TEPJF anular las elecciones por “innumerables violaciones a las leyes electorales y a la Constitución”, a lo que los magistrados, por lo menos 3 de 5, se plegarán a los designios del poder presidencial y con ello desconocer el triunfo de la hidalguense.
Como se aprecia, AMLO no quiere dejar un solo cabo suelto en la sucesión presidencial y en el control del Congreso, por eso desde que ganó la elección se ha dedicado a construir ese régimen totalitario que impida a toda costa la alternancia en el poder.
Imagine, estimado lector, qué pasaría si gana Xóchitl con todo ese daño patrimonial que han causado a la nación todos esos rufianes que se cobijan bajo la manta protectora de Palacio Nacional.
Lo hemos dicho reiteradamente en este espacio, por la vía de las instituciones y la legalidad, no habrá poder humano que saque a Morena y rémoras del poder y menos con una oposición blandengue y timorata que solo busca posiciones de poder para sus dirigentes y camarilla que los acompañan.
La 4T ya tiene comprados a los abanderados y al árbitro y solo le resta hacer lo mismo con la gente del VAR para asegurar el triunfo.
Esa gente del VAR, en un símil futbolístico, es el TEPJF y en particular, son los tres magistrados que quieren dar un golpe de Estado en el máximo tribunal electoral.
Reyes Rodríguez no debe renunciar y aunque solo esté apoyado por la magistrada Janine Otálora, está respaldado por cientos de miles de mexicanos que han salido a las calles, y lo harán nuevamente, para manifestarse en apoyo de esos jueces imparciales que deben su actuación al irrestricto respeto al orden constitucional.
El apoyo no solo es a nivel nacional, sino incluso todas las instancias internacionales en defensa de la democracia y de las libertades para que México tenga un tribunal independiente y autónomo y ello, precisamente lo representa el magistrado presidente Reyes Rodríguez.
La defensa de los derechos humanos de los mexicanos, como el de la libertad en todas sus facetas, como la de expresión, está en riesgo, como ya ocurre en otras latitudes en Centroamérica, el Caribe y el Cono Sur, en donde las dictaduras se han enquistado como el cáncer, matando todo lo que encuentran a su paso.
La supuesta pérdida de confianza que argumentan los pares de Reyes Rodríguez, no es argumento para que dimita del cargo y menos hacerse a un lado para que irrumpa la 4T en el TEPJF.