Desde San Lázaro

Ante la quiebra, van por las Afores

Más de la mitad de la población vive en pobreza y marginación, y buena parte de ella no goza del dinero público que regala López Obrador.

El margen financiero del gobierno del presidente López Obrador en cuanto a tener liquidez suficiente o recursos extraordinarios para enfrentar cualquier eventualidad, está agotado, por eso se solicitó un techo de endeudamiento inédito al Congreso que raya en 1.5 billones de pesos y aun con esos préstamos, no la libran para dejarle a la próxima presidenta de México una bolsa suficiente para cubrir sus primeros compromisos de su administración.

Ante este escenario buscan dinero hasta por debajo de las piedras y luego de descartar tocar las reservas internacionales del Banco de México, optaron por darle una buena tajada a las Afores de todos los trabajadores, aunque en primera instancia se habla de los mayores de 70 años.

Desde San Lázaro se escuchan los estertores de una jauría hambrienta de atención del jefe del Ejecutivo federal y por ello, en boca de Ignacio Mier, pastor de los diputados de Morena, han propuesto una reforma para crear el Fondo de Pensiones para el Bienestar, un fideicomiso al que sería transferido el recurso de las Afores de aquellos trabajadores que cumplan 70 años y que, por decisión propia o porque siguen trabajando, no inicien su trámite de pensión.

Para que se concrete tal abuso y arbitrariedad que transgrede los derechos de los propios trabajadores, Morena y sus aliados PT y PVEM solo necesitan alzar la mano en la sesión del Pleno para autorizar dicha reforma y con ello, despojarlos de los fondos para su retiro.

Al cuarto para las doce, es decir, a poco más de cinco meses de que termine la gestión de AMLO, insisten, una vez más, en arrebatarle esos recursos a los trabajadores con una figura jurídica que tiene más huecos que un queso gruyere y por ahí se desvanecerán con el paso de los años.

De entrada, se les jinetearán sus pensiones hasta que el trabajador solicite su dinero, pero ya en la práxis, seguramente, pondrán todo tipo de trabas para que esto ocurra. De hecho en la actualidad cuando un derechoahabiente de este recurso inicia sus gestiones para retirar lo que por ley les corresponde, es un interminable torbellino de trámites y de papeleo que muchos prefieren no retirar su dinero.

Si el gobierno no está en quiebra como aseguran sus panegíricos, por qué demonios no hay dinero, por ejemplo, para terminar con el desabasto de medicamentos o la crisis en el sector médico, o profesionalizar los cuerpos policiacos civiles, o hacer las obras de infraestructura que se requieren para garantizar el agua potable a la población.

Más de la mitad de la población vive en pobreza y marginación y buena parte de ella, no goza del dinero público que regala AMLO, entonces por qué no ampliar la cobertura de esos programas asistenciales con tintes electoreros, porque simplemente no hay dinero más que el que se requiere en las elecciones del 2 de junio.

Los recursos de la deuda autorizada para este año, buena parte de ellos se usarán para los comicios, ya en programas sociales o en cualquier otro programa público que les permita disponer del presupuesto en efectivo, al fin y al cabo el órgano fiscalizador de la cuenta pública, la Auditoría Superior de la Federación, de David Colmenares, hace como que la virgen le habla y prefiere voltear hacia otro lado.

En las justificantes de la reforma en cuestión promovida por Morena en la Cámara baja, se lee: “se proponen acciones que permitan la reducción de la pobreza en la vejez, la promoción de la igualdad entre los adultos mayores y el fortalecimiento de la economía en esta población”.

Les prometen las perlas de la Virgen para garantizar el despojo.

En tiempo de campañas rumbo a las elecciones más grandes de la historia al actual régimen se le ocurre promover este tipo de atracos, sin considerar que será un búmeran que les cobrará la factura en la jornada electoral.

El gobierno, al igual que Pemex, está en quiebra técnica, ya que luego de cubrir el gasto corriente, los intereses de la deuda, las pensiones y el gasto desorbitado que representan las tres obras insignia del presidente, como son Dos Bocas, el AIFA y el Tren Mata, así como los programas sociales de la 4T, pues no queda ningún excedente.

Aunque claro, en algún lugar o cuenta pública, igual y están los 1.5 billones de pesos que aseveró Claudia Sheinbaum en el debate presidencial, y con esos recursos ya ni necesitarán el dinero de las Afores.

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