Una de las lecturas más contundentes que dejó el segundo debate de los aspirantes a la jefatura de gobierno de la CDMX, fue el temor fundado de la candidata del oficialismo de perder la elección de 2 de junio a manos de Santiago Taboada, cuyo repunte en las encuestas serias lo han puesto incluso por arriba de la exalcaldesa de Iztapalapa.
El 70 por ciento del tiempo empleado por Clara Brugada en el ejercicio de confrontación de ideas se lo dedicó a su adversario político y ello de suyo, es fiel reflejo del temor en la víspera de los comicios.
Cuando un boxeador aspira a ganar el campeonato de su división, sale con todo en la pelea para lograr su propósito. En el debate aludido, Clara parecía el retador y Santiago el campeón, ya que en lugar de que Brugada se avocara a mantener su supuesta ventaja en las encuestas, se dedicó a golpear y perseguir a su adversario sin lograr despeinarlo.
Las mismas acusaciones, las mismas calumnias y mentiras y en esa retahíla de ataques se le fue el tiempo a la abanderada de Morena, PT y PVEM.
Entre la mala estrategia que desplegó y un nerviosismo e irritación evidente, Clara desperdició una oportunidad dorada que no se volverá a repetir, toda vez que el tercer debate será una calca de este porque carece de argumentos retóricos y sobre todo por los pésimos resultados en la tarea de gobernar que ha tenido el mismo presidente López Obrador, Martí Batres y por supuesto la extitular de Iztapalapa.
Es decir, los gobernantes morenistas tienen muy poco de qué presumir y por ello no tienen credibilidad en prometer, porque la gente ya no les cree.
Hablan de que van a terminar con el desabasto de agua, cuando no pudieron remediar este grave problema y se autonombran como paladines de la probidad y la transparencia, cuando la corrupción, la impunidad y la opacidad, son los sellos característicos de la 4T.
Tanto en el primer debate presidencial como los dos por la CDMX, las candidatas del oficialismo tienen que remar a contracorriente por el fracaso de Morena en tareas de gobierno.
En el diagnóstico que perfiló Clara Brugada sobre cómo dejó Iztapalapa, se vislumbra una alcaldía mejor que Disneylandia y muy superior, por ejemplo, a las condiciones en las que viven los habitantes de Benito Juárez, sin embargo, al contrastar con la realidad, esa que padecen los electores, pues quedó evidenciada como una vil mentirosa.
Ya fueron gobierno y fracasaron, entonces cómo quieren repetir con mayores responsabilidades, si el cargo que tuvieron las rebasó por completo.
Clara Brugada está derrotada desde ahora, porque además de cargar con sus propios yerros, tiene que echarse al hombro el fracaso de Martí Batres como jefe de gobierno de la capital del país.
Los electores ya no se chupan el dedo y menos en la capirucha y por eso ya no se tragan las mentiras del oficialismo.
De dientes para afuera dicen que van a votar por Brugada, pero en la realidad están hasta la madre de la simulación, la corrupción, la mentira y la ineptitud.
Todo mundo sabe que los apoyos que da el gobierno se mantendrán a pesar de que son una enorme sangría para las finanzas públicas, por ello se invalida la amenaza del oficialismo de que perderán esos apoyos si gana, por ejemplo, Xóchitl Gálvez o Santiago Taboada.
Clara y Martí pasarán a la historia como los responsables de perder el principal bastión de Morena, luego de gobernar la capital del país por 27 años y ello es un estigma que los perseguirá por siempre, sobre todo al segundo que se empeñó en anteponer sus intereses personales por encima del proyecto político de AMLO.
Ahora viene el segundo debate presidencial y aunque Claudia Sheinbaum es muy diferente a Brugada, bien haría en no confiarse y sobre todo en evitar defender la administración fallida de AMLO, con mentiras y verdades sesgadas.
Lo hemos dicho hasta el cansancio, la exjefa del gobierno capitalino tiene que cargar una enorme losa sobre sus hombros como es el fracaso de su mentor en temas como la inseguridad pública, la crisis del sector salud, educativo, hídrica, educación, etcétera, y si no lo hace, provocaría su irritación.
A 39 días de la elección, ya se están perfilando los resultados, sobre todo en la capital del país, en donde Santiago Taboada ya tiene la delantera y en cuanto a la presidencial, en esa, la moneda está en el aire y cualquier cosa puede pasar.