El tercer debate presidencial encueró a Jorge Álvarez Máynez en sus aviesos propósitos de reventar a Xóchitl Gálvez con descalificaciones grotescas y groseras que, lejos de lograr su propósito, la pusieron en la antesala de la presidencia de la República.
Para nadie es un secreto que Dante Delgado, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, se plegó a los designios del principal huésped de Palacio Nacional, en el sentido de romper con el bloque opositor conformado por PAN, PRI y PRD para llevar un candidato presidencial propio que estuviera en condiciones de restarles votos y con ello impedirles la alternancia en el poder.
Nada más que la perversa maniobra no les resultó a los esquiroles de Dante Delgado y Jorge A. Máynez, porque no crecieron lo suficiente para jalar los votos del electorado y que en estos momentos, los que pensaban otorgarle sus votos a MC, pues la gran mayoría de ellos, atienden el llamado que hiciera Luis Donaldo Colosio Riojas al pedirle al tercer lugar de la contienda, declinar en favor del segundo sitio.
Es decir, la estrella del firmamento naranja le pidió a Máynez abandonar sus sueños guajiros de convertirse en presidente para consolidar a Xóchitl Gálvez como una candidata competitiva.
La división que prevalece en el seno de MC ocurre porque Dante maneja el partido a su antojo, como un patrimonio familiar, sin considerar a esos liderazgos nacionales y regionales que le dan brillo a esa franquicia política, como es el caso del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, Pablo Lemus, Patricia Mercado y el mismísimo Luis Donaldo, entre otros, y quienes se pronunciaron por sumarse a la oposición para fortalecer el proyecto político que les haría ganar la Presidencia, la mayoría en el Congreso y las nueve gubernaturas que están en juego.
Dante Delgado no hizo caso y se fue por la libre, primero para palomear al protegido de AMLO, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, para investirlo como candidato presidencial, sin considerar que era condición obligatoria y legal separarse de su cargo como mandatario estatal; y luego cuando se dieron cuenta de que Samuel “no podía mamar al mismo tiempo de dos chichis”, abortó la misión para seleccionar a uno de sus discípulos más dóciles, estamos hablando de Jorge Álvarez Máynez y con ello darle gusto al presidente López Obrador.
Desde el momento que el dirigente nacional de MC prefirió tener candidato propio, rompió con la oposición y se conformó con el papel de esquirol y con la promesa de recibir las migajas del pastel, en caso de que Claudia Sheinbaum sea la próxima presidenta de México.
La elección presidencial está tan cerrada en estos momentos que AMLO anda rescatando puntos porcentuales desde cualquier trinchera para apuntalar a su discípula. Así, un día y otro también, asume el rol de jefe de campaña de Morena y desde el púlpito mañanero ataca con furor tabasqueño a todos aquellos personajes que lo critican por su fallida administración y no se diga cómo arremete contra Xóchitl y sus simpatizantes, tal como ocurrió contra los manifestantes que integraron la ‘marea rosa’ en buena parte del país, el pasado fin de semana.
El presidente está desesperado y por ello regaña y exige a los gobernadores de Morena y PVEM cuotas de votos y de cash para operar el día de la elección.
A diario tira línea a su candidata sobre qué decir y cómo decirlo, tal como sucedió en el segundo y tercer debates, porque el primero la dejó por la libre y nomás no le gustó su comportamiento.
La suma de esas promesas que han hecho los gobernadores y otros liderazgos nacionales y regionales es del orden de 35 millones de votos, una cifra fuera de la realidad, ya que AMLO alcanzó, en la cúspide de su popularidad en 2018, 30 millones de votos.
El rango de votación que tienen Morena y sus rémoras a 11 días de la elección, es del orden de 20 millones de votos.
Los puntos porcentuales que logre arrancar Máynez a Xóchitl, tal vez le alcancen para impedir su triunfo, aunque para que tenga éxito esa aviesa estrategia, se necesita que los electores pierdan de vista la utilidad de su voto para consolidar a la oposición, ya que si apoyan al actual régimen, van a votar directamente por la candidata del oficialismo.
El voto útil, tal como lo solicitó Luis Donaldo Colosio a sus correligionarios en favor de quien vaya en segundo lugar, es de vital importancia para consolidar a la oposición.
Resulta sumamente contradictorio que en el Congreso, los senadores y diputados de Movimiento Ciudadano se sumaron en varias ocasiones con los legisladores del PAN, PRI y PRD, para frenar las reformas constitucionales que impulsó López Obrador en diversas materias; y ahora se hayan prestado para desempeñar el patético papel de comparsas del poder, o más bien de patiños.