Desde San Lázaro

PRI y PRD, en la ruta de la extinción

El PRI va que vuela para perder su registro nacional y de hecho, ya comenzó en varias entidades federativas en donde no alcanzaron ni siquiera el 3% de la votación nominal.

De las consecuencias inmediatas derivadas del cómputo final de los distritos electorales, es la indudable debacle del PRI y la inminente pérdida del registro nacional del PRD, debido a múltiples causas, las más notables: el alejamiento de los reclamos de la población; pésimos dirigentes nacionales y estatales; nula permeabilidad a puestos de elección popular de nuevos cuadros políticos, inhibición de procesos democráticos internos para elegir a sus dirigentes y la imposición de una partidocracia, en la cual Alejandro Moreno y Jesús Zambrano solo vieron en razón de sus intereses personales.

Lo más grave no es la autodestrucción que vivieron los tricolores y los amarillos, sino que en su debacle, se llevaron al PAN, de Marko Cortés, quien no prestó atención a los llamados de la mayoría de los panistas que insistieron en ir solos en los comicios del 2 de junio.

Fue un grave error coaligarse con el Revolucionario Institucional y con la franquicia de la Revolución Democrática, ya que si bien en las elecciones intermedias del 2021 rindió frutos la alianza, lo cierto es que esta vez no vislumbraron los azules que cargaron sobre sus hombros el desprestigio de sus aliados.

El diario Excélsior publicó una nota sobre el colapso de la hegemonía política del PRI en los cinco años del liderazgo de Alejandro Moreno, alias Alito, ya que además de haber perdido 80.3% de su militancia y 11 gubernaturas, entre ellas cinco bastiones, necesitó del PAN y del PRD para retener Coahuila y recuperar Durango.

También cayó al cuarto lugar (tal vez al quinto) en la preferencia política nacional y tiene solo 2.1 por ciento de las curules estatales y no ganó ni una por sí solo a nivel federal.

Esta es la herencia de Alito’ pero más grave aún, está el grado de pasividad y complicidad de los priistas por aceptar este tipo de liderazgos.

Después de haber perdido la presidencia de la República en el 2000 ante Vicente Fox, el PRI entró en una espiral de derrotas y descrédito ante la población, que volvió a recuperar con la irrupción de Enrique Peña Nieto en la elección de 2012, sin embargo, comenzó a languidecer su estela de victorias hasta que llegó Alejandro Moreno y bueno, el resto de la historia es de sobra conocido por todos.

Mientras salen del marasmo y del madrazo, los tricolores no atinan qué hacer y lo más grave, es que tampoco harán nada ante el dedazo de Alito para escoger a su sucesor para darle la puntilla a este instituto político.

El PRI va que vuela para perder su registro nacional y de hecho, ya comenzó en varias entidades federativas en donde no alcanzaron ni siquiera el 3 por ciento de la votación nominal.

Cierto, hay priistas de prosapia que pudieran reagrupar a sus correligionarios e impulsar la refundación de su partido, empero, los coletazos del autoritarismo de Alito impedirán que ello ocurra.

En cuanto al PRD, a manera de réquiem, diremos, que los Chuchos —Zambrano y Ortega— fueron los causantes directos de la pérdida del registro nacional y tan solo quedará su registro en las páginas de la historia como el trampolín de grandes personajes de la izquierda mexicana.

En Acción Nacional todavía no se recobran de la ‘madrina’ que les pusieron el 2 de junio y no atinan a vislumbrar que Marko Cortés ya prepara la línea sucesoria para investir a uno de los suyos como su relevo.

Los nuevos cuadros de panistas han sido relegados y se han apartado de la sociedad civil, que era su principal semillero para nutrir la fila de candidatos con ascendencia en sus comunidades.

Los azules deben volver a sus bases ideológicas y a su identidad nacional y, por supuesto, evitar aliarse con sus enemigos políticos por antonomasia, ya que el agua y el aceite nomás no se llevan.

Morena refrendó su liderazgo nacional y se aprecia que tendrá cuerda para rato, mientras que el PVEM le disputará al PAN el segundo lugar en las preferencias electorales de los mexicanos, quién lo iba a decir, mientras que el PT y PRI pelearán por tener vida artificial para los próximos años, en tanto en Movimiento Ciudadano, si arreglan sus diferencias internas, podrán mantener la inercia ascendente rumbo a las elecciones intermedias.

No hay que perder de vista que vienen tiempos del surgimiento de nuevos partidos políticos y existe el movimiento de la sociedad civil, integrado por varios colectivos que conformaron la ‘marea rosa’ y que tienen todas las posibilidades de constituirse como una nueva franquicia política.

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