Desde San Lázaro

Reconfiguración de la oposición y nuevos partidos políticos

Para nadie es un secreto que la voracidad de las tribus morenistas no tiene límites y si entre ellos usan el canibalismo político, lo harán para presionar al Ejecutivo federal.

Toda crisis genera oportunidades y eso es precisamente lo que ocurre en el seno del PAN, MC y de alguna manera en el PRI, en donde, luego de las lecturas obligadas de su fracaso electoral, han descubierto el hilo negro al encontrar los culpables de la debacle del 2 de junio.

En este contexto, y de forma paralela, se mueven varios colectivos y agrupaciones de la sociedad civil, como el movimiento ‘marea rosa’, para buscar el registro como partido político en el que tendrán reglas muy estrictas para evitar el ingreso de políticos de mala nota u oportunistas que buscan a toda costa agandallarse una representación popular o un cargo partidista.

Desde luego, esas organizaciones civiles que buscan el registro están alineadas, por convicción, hacia la oposición del oficialismo; sin embargo, existen otras que buscan apoyar a la presidenta de México, pero serán contrarias a Morena, PT y PVEM, que, por cierto, buscarán vender caro su amor a Claudia Sheinbaum y, por ello, se requieren nuevas franquicias políticas que la acuerpen.

Para nadie es un secreto que la voracidad de las tribus morenistas no tiene límites y si entre ellos usan el canibalismo político como medio de subsistencia, cuantimás lo harán para presionar a la jefa del Ejecutivo federal.

El control total del partido oficial lo mantendrá AMLO mediante interpósitas personas, como ‘Andy’ y otros incondicionales que se moverán a las filas de Morena, conforme dejan sus puestos en la administración pública, lo que implica que, de ninguna manera, la presidenta de la República ceda ni un ápice para que mengüe su liderazgo en el Movimiento de Regeneración Nacional.

Morena mantendrá su hegemonía en la geografía política nacional, empero, al llegar a su techo, vendrán derrotas electorales que comenzarán a mover los actuales equilibrios políticos.

En este contexto, con la irrupción de nuevos institutos políticos, unos del lado de la oposición y otros en apoyo al nuevo gobierno, tendrán que estar a la altura de las circunstancias los partidos políticos tradicionales, so pena de perder su registro nacional en las elecciones intermedias del 2027.

Ahora están cobijados por el partido en el poder, pero ello no se mantendrá en la nueva administración, así que tanto el PVEM como el PT tendrán que dejar de ser rémoras para mantenerse en el ánimo del electorado.

En estos momentos, no existe ningún atisbo de que el PRI mantenga sus prerrogativas nacionales dentro de tres años, a menos de que ocurra un milagro sobre el repliegue de Alejandro Moreno y cómplices; por esta razón, los tricolores van en ruta de su extinción.

En tanto, en el frente de Acción Nacional se viven luchas intestinas que dejaron de ser escaramuzas para convertirse en auténticos pleitos callejeros, ya que los dos candidatos registrados para suceder a Marko Cortés –Jorge Romero y Adriana Dávila– no representan a los inconformes, al contrario, solo aglutinan a los mismos que llevaron a los azules a uno de sus fracasos más sonados de su historia.

Tienen que considerar otros liderazgos nacionales como Manuel Gómez Morín y otros tantos que tienen la capacidad de sacarlos de la crisis.

La configuración de las listas para el Senado fue otro de los yerros de ‘Markito’, quien aprobó el ingreso de personas no gratas, con antecedentes criminales, como los Yunes, que llevan en su ADN el sello de Judas.

La connivencia con el PRI y el PRD fue una decisión muy costosa para el proyecto político de los panistas, al igual que permitir el agandalle de Ricardo Anaya y luego Marko Cortés para dirigir al partido con la pandilla que los acompañaba.

Si en el PAN no democratizan el proceso de selección de su próximo dirigente nacional, estarán en grave riesgo de perder el lugar como principal partido de oposición, para tan solo convertirse en un remedo de sus primos hermanos, el PRI y el PRD.

Al interior de Movimiento Ciudadano se libra la madre de todas las batallas entre Dante Delgado y el Grupo Jalisco de Enrique Alfaro y Pablo Lemus, además de un bloque de notables en el que se encuentran algunos senadores naranjas; entre los que destacan Luis Donaldo Colosio, Clemente Castañeda y Amalia García.

Si los emecistas tienen la capacidad de arreglar sus diferencias, podrán mantener la inercia ganadora que alcanzaron en las recientes elecciones, en donde obtuvieron mayor votación, aunque perdieron presencia en el Congreso federal.

Mientras que el obradorato se regodea en sus victorias, las aguas se mueven para levantar grandes olas rumbo al 2027 con nuevos actores políticos.

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