Desde San Lázaro

Otis, John, AMLO

El gobierno de López Obrador no etiquetó ninguna partida presupuestal para atender los problemas surgidos del cambio climático, sino todo lo contrario.

Desconozco quién dañó más a las poblaciones afectadas de Guerrero, en especial Acapulco, el paso de los dos más recientes meteoros, Otis y John, o el populismo de Andrés Manuel López Obrador, quien desdeñó con su inacción y ausencia a los miles de afectados que clamaron por el respaldo federal, no obstante que, por ejemplo, en ese puerto, Morena y sus aliados alcanzaron la segunda votación más copiosa del país en los pasados comicios del 2 de junio.

Cuando todavía no se recuperan los acapulqueños de los embates de Otis, llega otra tromba asesina que vuelve a colapsar a los pobladores de la zona costera de Guerrero, para ponerlos en estado de inanición y sin el sustento diario; y ante ello, la sociedad civil pondrá nuevamente el ejemplo al ayudar desinteresadamente a quienes requieren ayuda inmediata, mientras que el presidente continúa su ritual del narcisismo de la despedida con bacanales, celebraciones y justificaciones ante un gobierno fallido.

No quiso etiquetar presupuesto alguno en 2024 para los damnificados de Otis; tampoco repuso el dinero que se escamoteó del Fonden, otros fondos y fideicomisos que se crearon justo para tener recursos en caso de contingencias mayores.

Tampoco recorrió las zonas afectadas. Tan solo realizó un montaje en donde quedó atrapado entre el lodo y el estiércol en su recorrido rumbo a Acapulco.

Llegó días después de la tragedia por vía aérea a la zona naval y de allí no salió, los pobladores tan solo miraban a lo lejos, desde los cerros, el aterrizaje de los helicópteros oficiales al interior de los cuarteles de los marinos.

El brutal impacto del cambio climático, sobre todo en las regiones en donde se asientan los núcleos poblacionales más marginados del planeta, es una realidad y por ello en otros países se despliegan políticas públicas desde hace por lo menos 20 años, para mitigar sus efectos; en cambio, en México poca cosa o nada se ha hecho ante la exigencia para atender el problema con medidas de gran calado que requieren grandes inversiones públicas.

Tan solo se simula que se suman a los acuerdos ambientales mundiales para reducir el impacto de gases de efecto invernadero y párele de contar.

El gobierno de AMLO no etiquetó ninguna partida presupuestal para atender los problemas surgidos del cambio climático y menos impulsó el uso de energías limpias para dejar atrás el consumo de combustibles fósiles y con ello abatir la contaminación.

Al contrario, autorizó el uso del combustóleo y del carbón para mover las termoeléctricas, no obstante que varias de ellas se ubican en la periferia de la Ciudad de México y de Monterrey; ello ha provocado el fallecimiento de adultos y niños, los más susceptibles ante el embate de los contaminantes que provocan cáncer, males respiratorios y enfermedades gastrointestinales.

Los huracanes con el paso del tiempo van a ser más devastadores y, sin embargo, los gobiernos populistas de izquierda y de derecha se voltean hacia otro lado y hacen como que la virgen les habla para evitar las consecuencias de su irresponsabilidad criminal en ser omisos en la atención de los efectos del cambio climático.

El gobierno de López Obrador hizo más daño al puerto de Acapulco que Otis y John al fomentar la rapiña y ordenar la inacción de la Guardia Nacional y el Ejército ante los saqueos y el embate de los delincuentes, ya que la política de ‘abrazos, no balazos’, maniató a las fuerzas del orden.

No alertó en tiempo y forma a los guerrerenses ante la amenaza del huracán y del ciclón.

Dirán algunos que cada quien tiene el gobernante que merece; los guerrerenses votaron por la gobernadora Evelyn Salgado y por la presidenta municipal Abelina López y acaban de refrendar su apoyo a Morena y aliados con su respaldo mayoritario a Claudia Sheinbaum.

Esperemos que durante la semana se vea a la presidenta recorriendo el puerto y atendiendo de primera mano a los damnificados.

Es lo mínimo que tendría que hacer la jefa del Ejecutivo federal para atender la emergencia y realizar lo conducente para apoyar a las víctimas y restablecer el abasto de alimentos, servicios, médicos, preservar su patrimonio, seguridad, combustibles, servicios de electricidad, telefonía, internet y crear los empleos temporales necesarios, al tiempo de exentar de pagos de impuestos y apoyo con créditos a los prestadores de servicios afectados por el huracán John.

La primera mujer presidenta de México debe establecer su estilo propio de gobernar, en donde la empatía ante el dolor ajeno sea la clave de su desempeño, amén de la eficiencia y la eficacia para estar del lado de los que menos tienen.

Este es un mensaje en redes sociales de las familias que quedaron atrapadas en la zona Diamante de Acapulco.

“Por favor, les pedimos encarecidamente la ayuda; estamos aquí atrapados. Tenemos niños, bebés, personas de la tercera edad y mascotas. Tenemos miedo, no tenemos comida”.

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