“Serenos morenos” es el consejo presidencial dado a Adán Augusto López y Ricardo Monreal para dirimir sus diferencias y, si no terminarlas, por lo menos mantenerlas lejos de los reflectores, aunque pedirles esto a ambos personajes, a quienes les ganan las ganas de protagonismo, es casi una misión imposible.
Lo que subyace en este pleito de lavanderas son precisamente las luchas intestinas que se dan al interior del oficialismo por preservar sus posiciones de poder y desplazar a los enemigos políticos con rumbo a la sucesión presidencial.
Los morenistas están confundidos, ya que tienen que servir a dos amos, el que vive en Macuspana y la que despacha en Palacio Nacional, y así va a seguir hasta el momento en que la presidenta se decida cortar el cordón umbilical, así que, señores y señoras, hagan sus apuestas porque el conflicto va para largo.
Tal como ocurría en tiempos de la dictadura perfecta, calificada así por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, a la hegemonía del PRI por siete décadas, la sucesión presidencial se define al interior del partido en el poder mediante la conducción del presidente de la República en turno.
Esto significa que la oposición real está en las diversas corrientes, tribus y equipos de trabajo de los personajes más encumbrados del oficialismo, como son el caso, entre otros, de Ricardo Monreal y Adán Augusto López.
Desde ahora, ya existen escarceos en el grupo del poder rumbo a la elección presidencial del 2030, en la cual, por cierto, lleva mano Andy López, porque así lo dispuso su padre.
Desde luego, la doctora debe construir la candidatura de su propia candidata o candidato a la “grande” y es por eso que estas peleas fratricidas deben verse como indicios de lo que se avecina en el futuro.
Debemos recordar que hay tres citas importantes con la historia política del futuro: la primera tiene que ver con el surgimiento de nuevos partidos políticos en 2026; la segunda, las elecciones intermedias del 2027, y luego la revocación de mandato, en donde se llevará a cabo una especie de plebiscito a la gestión de Claudia Sheinbaum.
Por eso andan nerviosos Monreal, López y otros tantos del oficialismo, porque la sucesión del 2030 ya comenzó, lo acepte o no la primera presidenta de México.
El fuego amigo al que están sujetos los miembros del gabinete y el equipo de Claudia Sheinbaum, por parte de los llamados “puros”, que son aquellos fundadores de Morena y que se consideran especiales, se recrudece con el paso de los días y si un día queda expuesta Alicia Bárcena, secretaria del Medio Ambiente, por la boda (realizada en un recinto oficial) de un subalterno, cuando ella era la canciller; otro día se recrudece el bombardeo contra David Kershenobich, titular de Salud, o de Marcelo Ebrard o Juan Ramón de la Fuente y así sucesivamente.
Cuando no es contra de algún gobernador de extracción morenista, son diputados o senadores del régimen que se dan hasta con la cubeta, como ha sido el caso de Adán Augusto y Ricardo por diferencias en el recorte presupuestal que recibió la Cámara alta por parte de la colegisladora, que dirige el zacatecano.
Desde que el “hermano de AMLO” conquistó la coordinación de la bancada de senadores de Morena y con ello el manejo del presupuesto del Senado, se aplicó la guillotina a todo lo que oliera a Zacatecas, es decir, hubo una purga contra la gente de Ricardo Monreal. Además de emprender auditorías del periodo en que fue líder de esa instancia legislativa.
Tras el llamado de la presidenta para que se serenen, seguramente bajarán las hostilidades, pero eso no quiere decir que cesarán los encontronazos; al contrario, se recrudecerán a grado tal que tendrá que dar un manotazo la jefa del Ejecutivo para terminar de tajo con el problema.
En esta lógica, no dude, estimado lector, que alguno de los dos o los dos, después de algunos meses, dejarán sus encargos de liderazgo en el Congreso para dar paso a legisladores afines a la presidenta de México.
Tal como lo hemos escrito en otro momento, la oposición al oficialismo, esa que ostenta el PAN, PRI y MC, ha dejado de ser relevante y solo sirve para la foto cuando son llamados por Rosa Icela Rodríguez, titular de Segob, para cerrar filas en contra de la política injerencista de Donald Trump.
No hay oposición fuera de Morena. El peor enemigo del partido en el poder está en sus entrañas y desde ahora ya es carcomido por el hambre de poder que prevalece entre sus miembros más renombrados.