Desde San Lázaro

El gobierno de la 4T alineado a Cuba, Venezuela, Rusia, China…

Durante la anterior y actual administración han sido constantes los desplantes contra el gobierno norteamericano por parte de México, en temas de conflicto internacional.

Al momento de escribir esta columna, todavía no hay un acercamiento directo con el grupo de colaboradores cercanos al presidente norteamericano que permita programar un encuentro, por lo menos vía telefónica, entre ambos mandatarios; lo que representa un grave escollo para encauzar las diferencias hacia un diálogo franco, abierto y con el ánimo de encontrar coincidencias por encima de las grandes y graves diferencias que hay entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump.

Ante la beligerancia del magnate inmobiliario, se da una respuesta mesurada de la parte mexicana; eso no quiere decir, por supuesto, que exista temor o sumisión. Al contrario, se trata de tener prudencia ante las provocaciones.

Algunos dicen que ha minimizado el incendiario mensaje de Trump en relación con México, sobre todo en el tema de la deportación de inmigrantes ilegales o en la nominación de terroristas a los grupos criminales o en cambiar el nombre del Golfo de México; otros, en cambio, alaban la ecuanimidad en sus respuestas.

Lo cierto es que esto apenas comienza y, por supuesto, la andanada trompista seguirá creciendo, particularmente en el tema del incremento o imposiciones de aranceles a los productos mexicanos.

Hay que tomar en cuenta que existen razones de fondo que provocan la reacción de Trump contra el gobierno mexicano y tienen que ver con la decisión del gobierno de López Obrador y ahora de Sheinbaum de alinearse con dictaduras del continente como Cuba, Venezuela, Nicaragua, amén de apoyar a China y Rusia en temas contrarios a los intereses de la comunidad internacional, como la invasión rusa a Ucrania.

El envío de petróleo a la isla y los acuerdos en lo oscurito que han hecho los presidentes de la 4T con Miguel Díaz Canel que posibilitan la contratación de supuestos médicos cubanos para hacer tareas de adoctrinamiento, en vez de apoyar a la población mexicana en tareas de salud, son solo algunos de los temas que causan escozor en la Casa Blanca.

Durante la anterior y actual administración han sido constantes los desplantes contra el gobierno norteamericano por parte de México, en temas de conflicto internacional, que requerían votar en línea con el voto norteamericano, como por ejemplo el desconocimiento del triunfo electoral del dictador Nicolás Maduro.

Entonces, ahora se muestran sorprendidos sobre la postura del presidente de Estados Unidos, cuando por años el gobierno mexicano ha navegado a contracorriente.

Para nadie es un secreto que el gobierno actual está alineado a los ideales y líneas de acción del Foro de São Paulo que busca, entre otros objetivos, la derrota del “imperialismo yanqui” y de su política neoliberal.

Si elegiste estar de cierto bando, ¿por qué te incomodas ante la reacción del otro frente?

AMLO tuvo cierta habilidad para navegar con la bandera de izquierda, en una relación respetuosa e institucional con Joe Biden, aunque hubo severos desencuentros como el más reciente en materia de seguridad pública con la captura del “Mayo” Zambada, sin informar al tabasqueño, lo que provocó su enojo, cuando era momento de festejar ante la aprehensión del capo mexicano más sanguinario y peligroso.

Ahora con Donald Trump despachando en la Oficina Oval en la Casa Blanca, pues la cosa ya cambió y ello implica aplicar la política del garrote.

¿Cómo se puede llamar al hecho de que con López Obrador, merced a su política de “abrazos, no balazos”, se dio manga ancha a los cárteles de la droga para ampliar sus tentáculos en vastas regiones del territorio nacional y, por supuesto, para incrementar el trasiego de drogas sintéticas como el fentanilo hacia Estados Unidos?

AMLO trató de tapar el sol con un dedo al declarar con gran cinismo que en México no se producía fentanilo, ante las evidencias recogidas por las agencias de combate a las drogas, de seguridad e inteligencia, tanto mexicanas como norteamericanas.

La amenaza de etiquetar a los capos de la droga mexicanos como terroristas era inminente ante el fracaso del modelo de seguridad del sur del Río Bravo, aunque no deja de sorprender la irritación que esto ha causado en la presidenta y sus correligionarios, tal vez porque con esta nominación, caerán varios servidores públicos de altísimo nivel, tanto estatales como federales, al ser cómplices de los narcos y criminales, tal como ocurre con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, a decir de varios paisanos de renombre como Francisco Labastida y los propios capos sinaloenses.

Se muestran sorprendidos ante la repatriación de inmigrantes centroamericanos y de otros países, cuando, de alguna forma, se ha permitido y apoyado su paso por territorio nacional.

Las autoridades de seguridad y migración, muchas de ellas coludidas con los polleros y traficantes, a quienes se les permite operar a sus anchas en varias entidades, como Chiapas, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, entre otras.

Para nadie es un secreto la proclividad que tiene el actual gobierno con Rusia y China, sobre todo en temas comerciales, lo que explica el crecimiento de las importaciones de esos países y el incremento de inversiones orientales en México, además, claro, de los ríos de contrabando de mercancías o productos.

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