Desde San Lázaro

Con Rocha Moya no habrá paz en Sinaloa

Para nadie es secreto que el velo protector que se tiende sobre Rubén Rocha Moya viene de Macuspana y lo sostiene Claudia Sheinbaum, lo que impide la pacificación de Sinaloa.

Así se podrá quedar Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, todo el sexenio en Sinaloa; mientras siga en el poder Rubén Rocha Moya, será imposible revertir la situación de violencia e inseguridad que campea en territorio sinaloense, toda vez que es cómplice de los criminales que lo encumbraron a la gubernatura.

La presidenta de México está mal informada por considerar que las marchas de los sinaloenses responden a intereses políticos y no a la violencia que los mantiene sitiados en sus propios hogares.

La marcha de protesta del pasado domingo que se llevó a cabo en Culiacán tuvo como reclamo principal la renuncia del mandatario estatal por su complicidad con los malandros.

El asesinato a mansalva de los menores Alexander y Gael con su padre es otra afrenta a los sinaloenses y que, a pesar de los cientos de soldados, marinos, Guardia Nacional, policía estatal y municipal y los propios cuerpos de seguridad de la Secretaría de Seguridad federal, están volcados en las calles, nomás no hay para cuándo cesen las hostilidades.

La defensa a ultranza que hace el oficialismo del narcogobernador sinaloense habla precisamente del temor que prevalece entre algunos miembros de ese clan por sus nexos con los capos de la droga y que están documentados por las agencias de inteligencia de los Estados Unidos.

Para nadie es un secreto que el velo protector que se tiende sobre Rocha Moya viene del personaje de Macuspana y que, al parecer, se mantiene con Claudia Sheinbaum, lo que, sin duda, impide la pacificación de Sinaloa.

La consigna de los oficialistas es: ‘¡Si cae uno, caemos todos!‘. Bajo esta óptica se entiende la defensa a ultranza que han hecho los correligionarios de Rocha, principalmente de los gobernadores y líderes parlamentarios del Congreso federal como Ricardo Monreal.

El costo político y social por mantener a un impresentable como gobernador sinaloense es muy grande, toda vez que, con la declaración de terroristas a los cárteles de la droga por parte del presidente Donald Trump y su gobierno, de inmediato se han puesto en la mira de la justicia norteamericana los funcionarios de alto nivel del gobierno mexicano que están en clara connivencia con los criminales.

Tan solo será cuestión de tiempo para que el brazo de la justicia los atrape.

Tanto Omar García Harfuch como otros cercanos a la presidenta Sheinbaum deberían informar con objetividad de los orígenes del conflicto entre los narcos de Sinaloa y qué tanto conviene a la causa hacer a un lado a Rubén Rocha Moya para entrar de lleno a la pacificación de la entidad.

¿Cuántas vidas de inocentes más cobrará la terquedad de mantener en su puesto al gobernador y de darle un enfoque político al problema, cuando en realidad la ingobernabilidad del estado está en la incapacidad del gobernador por meter al orden a los rijosos? Porque se trata precisamente de la fuente del conflicto.

El montaje realizado por la fiscalía de Sinaloa en el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, enemigo acérrimo de Rocha Moya y que a la postre le costó el puesto a Sara Quiñonez, titular de esa dependencia, da pistas de por dónde camina el mandatario estatal.

Cierto, el golpe al avispero que ha dado la Presidenta alborotó a los criminales de todo el país, quienes ahora son combatidos con toda la fuerza del Estado y del derecho y, si bien esa guerra sin cuartel tendrá un alto costo de vidas, es necesario llevarla a cabo, en el entendido de que fue precisamente Andrés Manuel López Obrador el culpable del crecimiento exponencial de los delincuentes y que estos se hayan apropiado de vastas regiones del territorio nacional.

El pueblo, bueno y sabio, apoya a la Presidenta en su combate a la delincuencia y el restablecimiento de la paz y por ello se debe quitar la red de protección que se tendió a esos supuestos servidores públicos que traicionaron su confianza al ser cómplices del crimen organizado.

Si Sheinbaum quiere dejar un gran legado como mujer, debe actuar en consecuencia, sobre todo si con sus decisiones puede evitar que entidades como Sinaloa padezcan el azote de la violencia.

La jefa del Ejecutivo federal debe escuchar directamente las voces de los sinaloenses como Tatiana y Manuel Clouthier en torno a la situación real que vive ese estado.

El incendio en las oficinas del hijo del histórico Maquío, a decir del propio afectado: ¿habrá sido un ataque del crimen organizado o el intento de censura por parte del gobierno local por sus críticas a la inseguridad? La respuesta es obvia y, conforme a lo que dice Fuente Ovejuna, fueron Rubén Rocha Moya y sus cómplices.

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