Socio de Dentons Global Advisors
En un país en continua evolución encontramos cada vez más soluciones digitales y, en especial, en el sector financiero. Dicho cambio se ha reflejado en mayor competencia e inversión y, a su vez, también en un beneficio para los usuarios, quienes tienen ahora más opciones en el mercado.
En relación a lo anterior, es de suma importancia que el gobierno y, en concreto, los reguladores financieros fomenten y permitan una transición adecuada a modelos de negocio que puedan ofrecer mejores condiciones para los clientes, una sana competencia y un mayor desarrollo de nuestra economía.
Una manera de lograr lo anterior es adoptar una visión pro-competencia y pro-innovación. Asegurar que los procesos de autorización y supervisión consideren la diversidad de modelos que operan en el sector; y no solo a través de figuras reguladas por la Ley Fintech, sino sobre todo habilitar otros esquemas innovadores que ya están operando en el país a través de otras figuras.
Esto debería ser una oportunidad para la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), a cargo del Dr. Jesús de la Fuente. Revisar los procesos de autorización y garantizar la posibilidad —para ciertas empresas que tienen una figura y licencia no acorde a su modelo de negocios— de migrar de un esquema regulatorio a otro sin fricciones y costos innecesarios. Lo anterior, en periodos de tiempo adecuados a estas formas de operar que suelen evolucionar rápidamente, permitiendo a dicha empresa migrar a un esquema acorde a su realidad.
Como he escrito antes, para que esta posibilidad sea factible, es esencial que la CNBV se comprometa a facilitar la adopción de figuras acorde a los modelos de negocio de los participantes del sector, simplificar los procesos de transición, proporcionar orientación y asistencia técnica; asimismo, establecer un marco regulatorio claro que reconozca las particularidades y el enfoque tecnológico de los nuevos modelos.
Por supuesto, la protección al usuario y la estabilidad financiera del país deben ser siempre una prioridad para el regulador. No obstante, algunas empresas de finanzas digitales han demostrado su capacidad para cumplir con la regulación y mantener niveles de riesgo y capitalización responsables. Al mismo tiempo, ofrecer altos estándares de atención y protección al usuario. Dicho de otra manera, es necesario permitir la evolución de las empresas para evitar que su potencial se vea limitado por no encajar en el modelo de negocio que dicha licencia fue ideada para cubrir y al mismo tiempo cuidar al usuario de manera adecuada.
Los neobancos son ejemplos de esta evolución. Pueden surgir como Fintechs o como emprendimientos innovadores y terminar ofreciendo productos similares a los de un banco. Evolucionar fácilmente a una licencia bancaria no solo les permitiría crecer más rápido y con una regulación adecuada, sino que también se impulsarían la inclusión financiera, la competencia y el desarrollo económico en el país.
Hoy en día, la CNBV tiene la oportunidad de liderar este cambio de visión al reconocer estos nuevos modelos, lo que promovería un sector financiero más eficiente y orientado hacia el futuro.
De esta manera, el sector financiero mexicano reconocería la madurez del negocio y le proporcionaría la infraestructura y certeza regulatoria necesaria para continuar creciendo e invirtiendo en el país, con los beneficios que eso conlleva para la economía y las familias.
Por lo anterior, es importante realizar una reflexión y revisión sobre las diferentes figuras reguladas en el sector financiero, sus interpretaciones y sus alcances con el fin de asegurar la participación y crecimiento de más jugadores financieros digitales y tradicionales. Reflejar la nueva realidad del sector financiero, donde la tecnología y la digitalización desempeñan un papel central.
Los beneficios de lo anteriormente descrito podrían ser los siguientes:
• Los usuarios del sistema financiero tendrían acceso a una mayor variedad de productos innovadores y con mejores condiciones económicas.
• Los neobancos podrían expandirse fomentando la innovación y el crecimiento en el sector.
• Los bancos tradicionales estarían más incentivados a innovar y mejorar sus servicios.
• Un sector financiero más competitivo y fortalecido fomentaría el crecimiento económico del país.
Considerando lo anterior, me parece un camino seguro en donde todos salimos ganando.