Análisis sin Fronteras

En México murió la Revolución cubana

A través de los años, el gobierno cubano ha saboteado intentos de restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos, con costos políticos para los demócratas.

Con la histórica visita del presidente Barack Obama a Cuba en marzo 2016, muchos consideraron el fin de la Revolución cubana y el antagonismo estadounidense. Y sí, aunque hubo una importante reversa en las relaciones diplomáticas durante los cuatro años de la administración de Donald Trump, la agresión se limitó a sanciones y prohibiciones económicas y limitar (de nuevo) viajes de estadounidenses a la isla. Sanciones y retórica que satisficieron el voto cubano/americano en Florida. Pero este voto no afectó los resultados de las elecciones presidenciales. Donald Trump no fue reelecto, y el ahora presidente Joe Biden probablemente tendrá una posición similar a su exjefe Barack Obama: buscará lentamente normalizar las relaciones con Cuba, siempre y cuando haya disposición del actual gobierno de Miguel Díaz-Canel.

A través de los años, el gobierno cubano ha saboteado intentos de restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos, con costos políticos para los demócratas. El presidente Bill Clinton hizo varios acercamientos con Fidel Castro, usando como uno de sus interlocutores al premio nobel y escritor colombiano Gabriel García Márquez. Pero en febrero de 1996, la fuerza aérea cubana derribó a dos aviones civiles, de la organización de exiliados cubanos en Miami, Hermanos al Rescate, dedicados al rescate de migrantes. Aún durante la administración de Obama, no se pudo concretar y culminar el acercamiento con Cuba, debido a diferencias entre Raúl Castro, quien recibió al presidente estadounidense, con su hermano Fidel, quién aparentemente no estaba de acuerdo con el acercamiento con el imperio.

Pero ahora que Cuba dejó de estar bajo el control de los hermanos Castros, claramente la transición en Cuba continúa, no necesariamente buscando proteger la ‘revolución’, sino porque de plano el pueblo cubano tiene necesidades extremas que requieren atención inmediata. La apertura es inminente. La pregunta es si los herederos de la ‘revolución’ podrán sobrevivir la transición cubana.

El problema fundamental es que ya no hay quien financie la Revolución cubana. En otros momentos contó con el apoyo de gobiernos como Rusia, Venezuela y hasta el de México, para enfrentar al ‘imperio yanqui’. Pero ahora, Estados Unidos ya no considera a Cuba como la gran amenaza a su seguridad y la seguridad del hemisferio. Para promover revoluciones, revueltas en tierras extranjeras e influir y apoyar gobiernos que fueran antagónicos a Estados Unidos, se necesitan muchos, muchos, muchos recursos.

Cuba ya no tiene cómo financiar su ‘revolución’. Y más allá de los intereses doctrinarios y políticos, las tres visitas del presidente Miguel Díaz-Canel a México tienen más que ver con obtener recursos y apoyo financiero de la cuarta transformación.

Y si, cuanto se le da a Cuba del erario mexicano debe un tema que se haga público y se debata en México. Así funcionan las democracias.

Y para Estados Unidos, la amenaza a la seguridad nacional que representaba Cuba desde los 60 simple y llanamente no existe, especialmente porque parecería que la transición en la isla no será a bruta ni violenta. Porque entre los diferentes escenarios que más le preocupaban a Estados Unidos (y a México) estaba la eventualidad de un éxodo masivo de cubanos, huyendo de la isla ante una guerra civil. Hubo años que el uso de la isla para traficar drogas también era de preocupación, sobre todo cocaína. Pero la estrella en este momento es el fentanilo, y hasta el momento no hay vínculos directos de Cuba con organizaciones que trafican en esta peligrosa droga.

Seguramente el tema migratorio será uno de los que tratarán el mandatario cubano y el mexicano. Desde que Obama cambió la política de ‘pies secos’ en 2017, migrantes cubanos que cruzan por México para llegar a los Estados Unidos reciben el mismo trato que otros migrantes: incluye el mismo maltrato y dificultades extremas para ingresar a Estados Unidos como indocumentados. Al igual que los centroamericanos y los haitianos, los cubanos también están siendo retenidos en la frontera con Estados Unidos, agregándole a la crisis humanitaria al norte del país.

Para el presidente López Obrador el tener a Miguel Díaz-Canel en las celebraciones de las fiestas patrias es una forma de acotar las críticas nacionales e internacionales de que “No somos peleles de Estados Unidos en materia migratoria” como lo aseguró la semana pasada en la conferencia mañanera. Y sí, tal vez le da a México la oportunidad de ejercer un anhelado liderazgo en el hemisferio, por lo menos en algunos países amigos como Venezuela, Bolivia y Argentina.

Pero para liderar la revolución latinoamericana se requiere financiación, muchos, muchos recursos. Por eso, la visita de Díaz-Canel a México, y la reunión de los 17 mandatarios en la CELAC esta semana, debería de considerarse como el funeral de la Revolución cubana, porque los tiempos han cambiado y simple y llanamente no hay quién los financie.

COLUMNAS ANTERIORES

La advertencia del muy molesto Embajador
El huracán Trump: ¿Con qué empezamos, con las buenas o con las malas?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.