Análisis sin Fronteras

La tradición de proteger a secretarios incapaces y criminales

Ana María Salazar señala las similitudes de López Obrador con los presidentes que lo precedieron en la tradición de mantener a secretarios que claramente debieron haber perdido sus empleos.

En un país normal, a estas alturas del sexenio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, en un acto de protección a su legado, debería haber corrido a varias personas del gabinete, incluyendo al Secretario de Gobernación y posible candidato a la presidencia, Adán Augusto López, por la muerte de 40 migrantes. Pero, como sabemos México no es un país normal, por lo menos en lo que se refiere al manejo de las crisis y corrupción que surge durante un sexenio.

Y este no solo es un problema de Andrés Manuel López Obrador, pero también aquejó a Vicente Fox, Felipe Calderón, y a Enrique Peña Nieto. Por alguna razón u otra, los Presidentes no querían o no podían correr a un Secretario. Tal vez era temor a una extorsión, tal vez porque todos se beneficiaban de la corrupción. Pero hay que ser muy claros, el rehusar correr a un secretario no fue un acto de lealtad a un miembro de su equipo cercano-Fox, Calderón, Peña y ahora López Obrador prefirieron asumir los costos políticos de las negligencias y actos criminales de los asesores más cercanos.

Desde que empecé a escribir este espacio “Análisis sin Fronteras”, hace más de 20 años, uno de los temas que abordo con frecuencia es el estilo de liderazgo y de gobernanza de los presidentes-asumiendo que un extraordinario líder buscaría rodearse de un extraordinario equipo de asesores: individuos con experiencia, visión y dispuestos a ejercer sus funciones sirviendo al presidente y a la nación.

Ja, ja, ja. Obviamente, en ese entonces, yo creía que vivían unicornios en el Popocatépetl.

Pero también señalé atreves de los años, el pragmatismo que requiere el ejecutivo de usar a los secretarios como piezas de ajedrez que se sacrifican para prevenir un jaque mate al Rey. Perdonen que repita de nuevo, un comentario que me hizo hace 20 años, en una entrevista que le hice al ex Presidente de Colombia y entonces Secretario General de la OEA, Cesar Gaviria, donde señalaba que el presidente debía de considerar a los ministros (secretarios) del gabinete como fusibles que se prendían y se apagaban según las necesidades políticas del presidente. Esta fue su reacción ante la pregunta que le hice sobre la afirmación del Presidente Fox, que usó un head-hunter para conformar su “Gabinete Montessori”, que su gabinete era sexenal, que nadie perdería su chamba. Obviamente fueron renunciando, según las ambiciones políticas del Secretario, y no del Presidente Fox: Botón de ejemplo fue Jorge Castañeda y Felipe Calderón, ambos renunciaron buscando la presidencia, este último logró su objetivo.

En el caso del Presidente Felipe Calderón, sin entrar al debate de lo que sabía o no de las actividades ilícitas de Genaro García Luna, probablemente su error histórico fue no despedir al entonces Secretario de Seguridad Pública por incapaz: hubo varios incidentes, incluyendo la balacera entre policías federales peleándose por un cargamento de drogas, en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México. Calderón no usó a García Luna como uno de sus fusibles, y así escudarse de los costos políticos de una estrategia de seguridad fallida.

El caso de Enrique Peña Nieto se parece mucho a la situación que vive el Presidente López Obrador: Secretarios que se dedican no ha servir a la nación, sino hacer campaña a la presidencia. Y en ambos casos se desmantelaron instituciones para proteger los intereses políticos de los “candidatos”. En el caso de Peña Nieto, desde el primer día de gobierno el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray tuvieron un enfrentamiento público, buscando la candidatura. De hecho, se desmanteló la Secretaria de Seguridad Pública para que Osorio Chong fortaleciera control político y presupuestal en la Secretaria de Gobernación. La fuga del Chapo y el manejo inicial que le dio el gobierno federal al caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa fueron incidentes que merecía correr al entonces Secretario de Gobernación y presidenciable, pero el presidente Peña asumió los costos políticos y esto se reflejó en parte, en el desplome de Peña en las encuestas.

El presidente teflón de López Obrador aparentemente no necesita que los secretarios asuman los costos políticos de sus errores. El Secretario de Gobernación Adán Augusto López, responsable de la política migratoria, no perdió su chamba por la muerte de por lo menos 40 migrantes en Ciudad Juárez, pero aparentemente AMLO va a desaparecer el Instituto Nacional de Migración para romper la responsabilidad política y administrativa de sus corcholatas con el tema migratorio.

¿Por qué tanta lealtad a funcionarios ineptos o corruptos? Porque en el juego de poder, los secretarios ayudan a gobernar, pero también son el talón de Aquiles.

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